Ser humano y persona

En la quinta sesión del Taller de Pensamiento Filosófico con el grupo María Zambrano, leemos un texto de Peter Singer. El diálogo hoy surge de un comentario que hace Félix García, el facilitador del taller, sobre seres humanos, personas y animales, y empezamos a debatir sin pasar por nuestra habitual rueda de formulación de preguntas. 

La pregunta que nos surge a todos es: ¿Qué diferencia hay entre ser humano y persona? Los participantes coinciden en que lo entienden de la siguiente manera:

  • Ser humano: concepto biológico
  • Persona: concepto jurídico, filosófico, ético

Un participante saca a relucir los «Derechos humanos» y el facilitador le pregunta, ¿los derechos los tienes o son inherentes? ¿Nacemos con ellos, se luchan, se consiguen? En este caso surgen varias respuestas, algunos opinan que todos tenemos derechos humanos de nacimiento, que son inherentes al ser humano, otros creen que se luchan y se consiguen, otros distinguen unos derechos naturales que van con el ser humano y otros derechos que se van adquiriendo como conquistas sociales. También comentamos casos en los que se reconocen derechos que luego no se tienen en muchas ocasiones (derecho a la vivienda, por ejemplo).

Los inmigrantes, ¿bajo qué ente jurídico se rigen? En muchos casos están en un limbo.

Dialogamos sobre distintos ejemplos que pueden generar duda en cuanto a la condición «seres humanos /personas».

Surgen varios ejemplos como los derechos de los fetos, las personas en estado vegetativo por enfermedad, de aquellos que sufren Alzheimer avanzado, de los enfermos mentales, discapacitados psíquicos, de los esclavos, etc.

Una participante comenta que en el caso de las personas con Alzheimer han perdido la memoria con lo cual ella cree que de algún modo han perdido su identidad. ¿Es necesario tener identidad para ser persona? Alguien comenta que se pueden perder las facultades pero que eso no conlleva dejar de ser una persona. En el caso de los enfermos de Alzheimer además tienen empatía. También los bebés aunque no tengan memoria ni conciencia de identidad tienen empatía. Todos coinciden en que sí son personas, porque tienen un nombre, una historia, una familia, tienen una existencia.

Ni siquiera la muerte es un límite, un cadáver es una persona muerta, pero sigue siendo una persona. Por eso hay un dolor tan grande cuando no aparece el cuerpo.

Félix nos cuenta un caso real de un naufragio de una barca que pasa mucho tiempo a la deriva. Entre los tripulantes sortearon a quién iban a matar para alimentarse, con el consentimiento de todos. Una vez que les rescataron, fueron juzgados y el juez los condenó porque dijo que no podía negociarse la muerte. He encontrado distintas historias relativas a «La ley del mar» y el canibalismo, y con diferentes desenlaces jurídicos. Como curiosidad, hay un relato de Edgar Allan Poe sobre una historia así.

En los momentos históricos en que se ha pretendido aniquilar o someter a los seres humanos se les ha deshumanizado y despersonalizado. (Los nazis con los judíos, por ejemplo).

Seguimos intentando definir, alguien busca «persona» en la RAE y aparece lo siguiente: individuo de la raza humana.

¿Podríamos decir que persona es quien tiene libertad/autonomía para tomar sus propias decisiones? Los niños no la tienen, ni algunos tipos de enfermos, y sí les consideramos personas. Aunque es cierto que jurídicamente tienen otro tratamiento.

¿En qué consiste ser persona? Es una pregunta que se ha planteado la filosofía en distintos momentos, es un tema importante. He encontrado muchos artículos, incluso tesis doctorales, sobre este gran tema. Sin embargo no me atrevo a compartir ninguno en concreto debido al sesgo que detecto en muchos y mis escasos conocimientos filosóficos me hacen dudar sobre su pertinencia en relación a nuestro debate.

Pero sí os puedo decir que Inmanuel Kant fue uno de los filósofos más influyentes en cuanto a sus teorías sobre el concepto de persona y de sujeto de derecho.

La definición de persona está relacionada con el momento histórico y con el constructo social/cultural.

El caso de los esclavos nos ocupa parte del diálogo. No eran considerados personas, no tenían derechos. Hablamos de la esclavitud en la antigua Roma y de los esclavos africanos y afrodescendientes. En la conquista de América los indios nativos sí eran considerados personas por los conquistadores, se les explotaba y trataba diferente pero eran súbditos de la corona. Sin embargo a los esclavos africanos no se les dio esa condición de persona.

Alguien cuenta que una mujer podía desnudarse delante de un esclavo sin que eso supusiera nada, porque era como hacerlo delante del perro. Tremendo.

Hablamos de algunos países donde actualmente no se cumplen los derechos humanos, y donde a las mujeres -aunque se las considere personas- se les niegan muchos derechos por su condición de mujer. Una participante comenta que hay lugares donde ha viajado que por el hecho de ser mujer ni te miran, ni te hablan, te hacen sentir un cero, nada, nadie. A partir de este comentario reflexionamos sobre cómo la mirada del otro también nos hace personas.

La persona es relación, necesita de un otro. Pensamos en diferentes casos de seres humanos a los que la soledad les lleva en cierto modo a una despersonalización. Ya sea por las circunstancias o por una acción dirigida de ese otro, negar la mirada es un modo de anular, invisibilizar, despreciar. Félix pone el ejemplo de los mendigos. Pasamos ante ellos sin inmutarnos, el trato general que les da la sociedad es de negación de su existencia, casi como si formaran parte del mobiliario urbano. Si realmente empatizáramos con ellos, si les miráramos como personas, no podríamos ignorarlos.

Después de la sesión he estado leyendo un libro que os comparto en la bibliografía («Encontrarse: una filosofía», de Charles Pépin) y quería poneros un fragmento donde habla precisamente de esto que estuvimos comentando:

También quería compartir un par de poemas de la poeta mexicana Rosario Castellanos («Poesía no eres tú», Fondo de Cultura Económica ed.) que leí hace poco y que seguro que os resuenan a esto que comentábamos:

Hablamos del hecho de que en la película «Náufrago», el protagonista haga de una pelota un «amigo», al que le da un nombre, «Wilson» y con quien habla. Esa necesidad de un otro para sortear la soledad, no caer en la locura y seguir siendo persona.

Este es un tema complejísimo y vastísimo, podríamos hablar de infinidad de cosas relacionadas. La sesión dio bastante de sí, pero como siempre quedaron cosas en el tintero y temas que nos habría gustado profundizar más.

Os animo como siempre a dejar comentarios por aquí o a aportar lo que queráis para ampliar información.

Por otro lado os dejo el enlace a otras sesiones del taller en las que en años anteriores hemos dialogado sobre este tema:

Algunos libros que de un modo u otro están relacionados con los temas que hemos abordado en la sesión:

Primera Sesión Grupo Jean-Paul Sartre

Elena Ferrándiz

Ilustración: Elena Ferrándiz

Llegó el turno de la primera sesión del otro grupo que compone este curso el Taller de Pensamiento Filosófico, y que hemos llamado Jean-Paul Sartre. A modo de presentación, Félix (el coordinador) pide a cada participante que responda con una palabra o muy brevemente lo que más le gusta y lo que menos le gusta en la vida.

Entre las cosas que dicen los participantes que más les gustan: leer, viajar, tranquilidad, disfrutar de la compañía de amigos y familia, reírse, la música, conversar, aprender, escribir, pasear, tener tiempo (no tener obligaciones), estar viva…

Entre las cosas que menos les gustan: la intranquilidad, no disponer de tiempo libre, la mentira, las noticias, las guerras, discutir, la violencia, la enfermedad, la incertidumbre, etc

Tras esta ronda, procedemos a la lectura del texto que dará pie al posterior diálogo. Hoy se trata de un breve cuento de Voltaire.

Las preguntas que formulan los participantes tras leer el texto son las siguientes:

  • ¿Qué buscamos con la razón, la felicidad o la verdad?
  • ¿Cómo guía su vida una persona sin razón (alguien que no piensa)?
  • ¿La ignorancia ayuda a ser más feliz?
  • ¿Cómo es posible que alguien que lo ignora todo se dedique a enseñar?
  • ¿Qué es la felicidad?
  • ¿Es la insatisfacción la causa de la infelicidad?
  • ¿Qué camino se sigue para poder llegar a decir que enseña a los demás pero lo ignora todo?
  • ¿Se puede ser feliz fuera de la realidad?
  • ¿Nos hace el conocimiento más libres y mejores?
  • ¿El conocimiento produce insatisfacción?
  • ¿Es una opción para encontrar la felicidad no reflexionar, vivir en la ignorancia?
  • ¿La dicotomía entre pensar y ser feliz, es real?
  • ¿Para qué sirve el pensamiento?

Entre todas las preguntas, elegimos una para el diálogo:

«¿Nos hace el conocimiento más libres y mejores?»

El coordinador pide que cada uno responda en una línea a esta pregunta, y luego ya pasamos a compartir opiniones y reflexiones.

En la puesta en común de la definición de los participantes surgen nuevas preguntas como «¿Qué naturaleza tiene que tener el conocimiento; verdadero/racional…?», también surge la dicotomía entre conocimiento científico y conocimiento religioso. En general, la mayoría coincide en que siempre es mejor conocer:

-Sí. Conocer es saber e ignorar a la vez. Permite elegir, y elegir nos hace libres.

-Sí, cuantas más cosas conozcamos (del tipo de conocimiento que sea), más libres seremos.

-Cuanto más sé, más consciente soy de lo que ignoro. Hay que ir avanzando y derribando falsas creencias.

-La ignorancia es el alimento de la esclavitud.

-El conocimiento aumenta nuestra base para decidir, y eso siempre nos hace mejores. Permite crecer.

-El conocimiento nos hace más capaces de tomar decisiones por nosotros mismos, pero hay decisiones que restringen la libertad (y otras que no…)

Si nos preguntamos qué entendemos por conocimiento, un participante dice que él lo asocia al conocimiento científico, lo basado en hechos reales; otra participante comenta que para ella es la capacidad de reflexionar, y que incluiría la religión como una forma de conocimiento; también hablamos de razonar/pensar, del conocimiento sensible, de la experiencia

Filósofos como Platón, Aristóteles o Spinoza, abogan por una felicidad fruto del conocimiento y de la razón. Frente a ellos, otros como Inmanuel Kant o Emil Cioran verán en la razón más fuente de desdicha que de felicidad.

Emil Cioran dice: «Una constatación que puedo, muy a mi pesar, hacer a cada instante: solamente son felices quienes no piensan nunca, es decir, quienes no piensan más que en lo es estrictamente necesario.»

Recientemente he leído un libro de poemas que me ha gustado mucho. Se trata de «Al borde», de José Corredor-Matheos, publicado en Tusquets. Hay un poema que me ha recordado a nuestro tema de conversación:

«Vivir, igual que el pájaro,

en el filo del canto.

Vivir igual que el pájaro,

que no sabe que vive,

pero canta.»

De algún modo al hablar de conocimiento hemos estado hablando de diferentes cosas, también en el texto de Voltaire hay diferentes tipos de conocimiento. Ya hemos mencionado razón, sabiduría, experiencia… pero se me ocurre (a raíz del poema) un término que no ha salido: la conciencia-consciencia (que se relaciona también con la ignorancia, pero no es lo mismo que el conocimiento).

En años anteriores ha salido este texto, y se debatieron también aspectos relacionados con el conocimiento y la felicidad. Os dejo las entradas publicadas en ese momento donde podéis ampliar información, si es de vuestro interés:

Conocimiento y felicidad

Felicidad y conocimiento

El mal (parte 2)

«El bien y el mal», Victor Orsel

En la sesión de Enero del Taller de Pensamiento Filosófico continuamos con la lectura de los textos de la anterior reunión ya que no tuvimos tiempo de terminarlos y el grupo está de acuerdo en seguir dialogando sobre el tema del mal. Nos centramos en este caso en los Fragmentos y el Poema.

Tras leer los textos Azucena nos hace un repaso de la concepción del mal que tenían algunos filósofos.

  • Sócrates y Platón representan el intelectualismo moral, creen que el mal no es algo que uno quiera voluntariamente sino que es fruto de un defecto, de una educación mal regulada etc… Si alguien quiere el mal es porque está malentendiendo lo que es el bien, por un problema de ignorancia no de maldad.
  • Epicteto, representante del estoicismo nos dice que el sufrimiento tiene que ver con la opinión. El bien y el mal son fruto de interpretaciones, lo que nos hace sufrir son nuestros propios juicios. Los hechos serían neutros y nuestra valoración de los hechos es la que nos provoca el sufrimiento. Nos habla del libre albedrío, la libertad de interpretar los hechos y en las cosas que no podemos cambiar también habría libertad en la aceptación.
  • La experiencia del mal confronta con Dios, siempre que sale el problema del mal se produce un cuestionamiento de la fe, a raíz del mal se cuestionan los atributos de Dios como su Omnipresencia, Omnipotencia y Bondad.
  • Descartes ve el mal como privación del bien, cuando deja de estar aquello que denominamos malo entonces lo que queda es el bien.

Las preguntas que formulan los participantes relacionadas con los textos son:

  • ¿Podemos querer el mal por el mal?
  • ¿Puede haber mal sin culpa?
  • ¿Por qué tenemos que pasar por un camino penoso para llegar a alcanzar algo de felicidad?
  • ¿Hay algo ajeno a la naturaleza?
  • ¿Sin humanos existe el «bien» y el «mal»?
  • ¿El cumplimiento de la pena nos aleja del mal cometido y nos devuelve al campo de «los buenos»?
  • ¿La tendencia de la humanidad es hacia el bien o hacia el mal? ¿Sería una cuestión de épocas o es algo permanente?
  • ¿Es necesario que exista el mal?¿Podríamos vivir siempre en «algo bueno»?
  • ¿Para establecer el bien necesitamos el mal?
  • ¿Determina la educación (personal, social) un cambio, se necesita siempre una crisis?
  • ¿Existe una maldad universalmente reconocida como tal?
  • ¿No somos libres para hacer el mal pero sí para hacer el bien?
  • ¿El mal necesario es sinónimo de sacrificio?
  • ¿Existe una maldad universal?

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El mal

The New Yorker, Daniel Zender

La cuarta sesión del Taller de Pensamiento Filosófico Azucena nos trae distintos textos que tratan el tema del mal:

Comenzamos leyendo el texto de Hannah Arendt y formulamos las preguntas en base a esa primera lectura con la idea de continuar después con los otros textos:

  • ¿Cómo es posible que matando a una persona se pretenda conseguir «el menor dolor posible»?
  • ¿Anula nuestra conciencia moral responder a la autoridad?
  • ¿Un buen fin puede justificar los malos medios?
  • ¿Si eliminamos la piedad, la compasión, dejamos de tener humanidad?
  • ¿El mal «necesario» es lo mismo que el sacrificio?
  • ¿Cómo se relacionan los principios éticos con la inercia social?
  • ¿Toda mente humana es manipulable?
  • ¿Cómo percibimos la responsabilidad personal subjetiva en la masa?
  • ¿Hay para cada ley moral una disonancia cognitiva que nos permite sortearla?
  • ¿El ser humano esconde su maldad propia personal tras las grandes ideas de la masa (colectivas)?
  • ¿Somos capaces de aceptarnos como «malos»?
  • ¿El mal está dentro o está fuera?
  • ¿Hay sociedades que fomenten determinadas patologías?
  • ¿Cómo se nos educa en la violencia, la compasión…?
  • ¿Tenemos mecanismos para arreglar ese sufrimiento y ese dolor? ¿Se puede reparar el mal ya hecho?
  • ¿Castigar al culpable hace «bien»? ¿El mal se soluciona con el mal?

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Sobre el Poder…

La segunda sesión del Taller de Pensamiento Filosófico leemos unos fragmentos de distintos pensadores relacionados con el tema del poder.

Las preguntas que enuncian los participantes tras la lectura son las siguientes:

  • ¿La verdad es una continuación de la política por otros medios?
  • ¿Qué es el poder? ¿Qué utilidad tiene?
  • ¿No es incongruente necesitar una ley/amo para no abusar del poder?
  • ¿Necesitamos darnos un marco normativo para ser más libres?
  • ¿De verdad necesitamos un amo?
  • ¿La necesidad de regular la libertad de los individuos en sociedad podría controlarse con la religión?
  • ¿El hombre actúa siempre con egoísmo?
  • ¿El control de la libertad sobre las personas debe ser individual o colectivo?
  • ¿Los súbditos siempre son los más fuertes?
  • ¿Es el poder una virtud?
  • ¿Cuál debería ser la finalidad del poder en la política?
  • ¿La manera de limitar el poder es intentar destruirlo o regularlo?
  • ¿Por qué el poder suele corromper a quien lo ejerce?
  • ¿Es la política y su estrategia la salvaguarda de las relaciones sociales?
  • ¿El ejercicio de la política evita la guerra?

Decidimos comenzar el diálogo intentando responder a «¿Qué es el poder?, «¿Cuáles son sus dimensiones?, ¿Qué utilidad tiene?» Continuar leyendo

Lenguaje y pensamiento

La décima sesión del Taller de Pensamiento Filosófico, realizada por videoconferencia online, abordamos un tema muy actual a través de dos textos que nos propone Lucía. Los leemos y tras una breve reflexión los participantes exponen sus preguntas filosóficas:

  • ¿Se genera más terrorismo cuando se responde al terrorismo verbal?
  • ¿Volveremos al lenguaje no verbal?
  • ¿Qué invalida el terrorismo de un país pobre y sin embargo justifica la guerra de un país fuerte? ¿Cuál es la diferencia entre guerra y terrorismo?
  • ¿Hay algo más allá del lenguaje en el ser humano?
  • ¿Si el pensamiento está corrompido por la mentira o por la neolengua, sería lo irracional una alternativa válida o necesaria?
  • ¿El lenguaje condiciona nuestros pensamientos? ¿Y nuestros sentimientos?
  • ¿La intención de la palabra aún no dicha, aún sin nombrarla, tiene la capacidad de ser terrorista? ¿Una intención puede ser terrorista sin que llegue a materializarse en un acto?
  • ¿Cómo influye el lenguaje en nuestra capacidad de pensar? ¿Qué relación hay entre pensamiento y lenguaje?
  • ¿Construye el lenguaje la realidad?
  • ¿Quién tiene potestad para cambiar la lengua?
  • ¿La tecnología hace que la mentira sea más peligrosa?
  • ¿Si la etimología del terrorismo viene a significar doctrina del terror-miedo no serían los sistemas sociales bajo los que nos organizamos que cultivan en sus ciudadanos todo tipo de miedos, terroristas para los mismos integrantes?
  • ¿Se puede expresar siempre el pensamiento con el lenguaje o a veces se queda corto?
  • ¿Las nuevas tecnologías están fomentando este acto de podar la lengua, nuestro vehículo de pensamiento y expresión? ¿Existen intereses maquiavélicos?

Decidimos intentar responder a las preguntas que relacionan pensamiento, lenguaje y realidad: ¿Hay algo más allá del lenguaje en el ser humano? ¿El lenguaje construye realidad?

¿Sólo las cosas que tienen un nombre son reales para nosotros? Lucía nos sugiere esta reflexión.

Nombrar define conceptos, lo que no se nombra no existe pero cuando lo nombramos lo traemos a la existencia, otra participante sugiere que en realidad de algún modo lo re-conocemos, le damos cuerpo, pero existencia tiene aunque nosotros no lo conozcamos. Lucía nos comenta que este último punto de vista es muy realista, en cambio el punto de vista de que si no lo nombramos no existe sería muy idealista.

Otra persona dice que cómo percibimos depende del nombre y eso crea realidad. La palabra funda la estructura de la mente, la realidad es simbólica. Cómo se aluda a un concepto o hecho puede modificar la percepción que tengamos del mismo.

Siempre que sale el tema del lenguaje, la realidad, la capacidad simbólica y la percepción recomiendo la historia de Helen Keller y su profesora Anne Sullivan. Continuar leyendo

FELICIDAD y CONOCIMIENTO

La primera sesión del Taller de Pensamiento Filosófico, después de la presentación de los participantes, comenzamos leyendo un texto de Voltaire «Historia de un buen brahmán» extraído de «El ingenuo y otros cuentos«. En el texto, un brahmán rico y sabio se lamenta de que en realidad por más que se le considere un sabio él no conoce nada y sigue preguntándose por el sentido de la vida, de dónde viene y a dónde irá. En contraposición hay un personaje que es una anciana india pobre y supuestamente necia, a la cual el brahmán envidia porque no se hace esas preguntas y es feliz con sus creencias religiosas y sus quehaceres diarios. El brahmán plantea la cuestión de si es mejor ser infeliz por hacer uso de la razón o ser feliz e imbécil. Después de la lectura los participantes formulan preguntas sobre aquello que les ha interesado más del texto. Algunas de las preguntas de esta sesión fueron las siguientes:

  • ¿Es incompatible tener sentido común con ser creyente o religioso?
  • ¿Cuál es la relación entre religión y filosofía?
  • ¿Se puede alcanzar la felicidad a través de las preguntas
  • ¿La reflexión y la búsqueda de conocimiento nos tiene que llevar necesariamente a la insatisfacción?
  • ¿La reflexión y la razón nos llevan necesariamente a la infelicidad?
  • ¿Se puede ser feliz a pesar de la incertidumbre de nuestra existencia?
  • ¿La razón y la felicidad son contradictorias?
  • ¿Qué sentido tiene la vida?
  • ¿Son contradictorios en brahmán y la beata o son lo mismo en cada extremo?
  • ¿Es realmente feliz una persona que no se hace preguntas?
  • ¿Existe la felicidad?
  • ¿En qué medida es la razón un obstáculo para las pasiones?
  • ¿Ser consciente de la ignorancia es el motor de la investigación?
  • ¿Entendemos todos lo mismo por felicidad?
  • ¿Qué es la felicidad?
  • ¿Resulta muy caro pensar de forma diferente al colectivo?
  • ¿Es un privilegio poder pararse a pensar? ¿Es una opción?
  • ¿De qué está hecha el alma? ¿Es igual el alma de los hombres y de las mujeres?
  • ¿Cuál es el motivo de la existencia?

Entre todas estas preguntas detectamos unos bloques temáticos que las englobarían:

  1. Sentido de la existencia-vida
  2. Relación conocimiento-felicidad/infelicidad
  3. Definición de la felicidad

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Bla bla bla

La última sesión del Taller de Pensamiento Filosófico Azucena nos sorprende con un texto en el cual podemos leer la sílaba «bla» dispuesta a modo de «palabras» y conformando algo con «apariencia de texto». Comienza así: «Blablablabla bla Blablabla, blabla bla Blablabla.» Y continúa, con signos de puntuación, párrafos, negritas e incluso números como los que indican notas a pie de página.

La primera pregunta que nos hacemos es «¿Es un texto?«. Algunos participantes opinan que sí y otros que no. Hay un código, un ritmo, esto defienden quienes piensan que sí lo es. Otros dicen que es un texto pero un texto ilegible o «bárbaro». Azucena nos pregunta si sería lo mismo este texto que no podemos descifrar, que no nos dice nada en realidad, y un texto escrito en una lengua que no conocemos, que no entendemos. ¿Lo podemos leer? Leemos en alto una parte del texto. Sí, lo podemos leer, marcando pausas y entonando, pero no lo podemos interpretar.

Dentro de los elementos de la comunicación podemos reconocer la existencia de un emisor, que sería el propio autor de esta producción, los receptores seríamos en este caso nosotros; existe un canal, que es el papel y la tinta impresa. El grupo menciona que no podemos acceder a interpretar el mensaje pues desconocemos el código en el que está escrito. Nos preguntamos qué diferencia habría entre este escrito y algún otro que estuviera redactado en una lengua que no conocemos. Algún participante sostiene que en toda lengua hay un código que permite descifrar y entender el mensaje a aquellos que lo conocen, se menciona que en este caso no habría código alguno y por tanto nadie podría entender el mensaje. Se muestra desacuerdo en el grupo, algunos participantes reconocen cierto código que les resulta familiar, como signos de puntuación, párrafos, títulos, números de línea, mayúsculas, etc. Se menciona que quizá existe un código pero que nos es desconocido a nosotros. Una nueva intervención sostiene que aunque no haya ciertos aspectos del lenguaje escrito que nos resultan familiares puede que el código sea una invención personal, a modo de código secreto, que requiera ser descifrado, como claves que una vez descubiertas nos permitan acceder al mensaje. El código en ese caso no sería públicamente conocido sino que invita a ser desvelado. Se ponen ejemplos en el grupo de creación de lenguajes artificiales como el esperanto, que pretendieron difundirse. Respecto al contexto de esta presunta comunicación tampoco parece aclararnos el sentido de esta producción, salvo las que cabe atribuir a la intención del autor, se hacen hipótesis en este sentido por parte del grupo.    Continuar leyendo

Dilema moral

La octava sesión del Taller de Pensamiento filosófico nos enfrentamos a tres supuestos casos que nos harán poner en conflicto principios fundamentales y ante los que deberemos tomar una decisión. Azucena nos trae tres ejemplos de dilema moral, los casos en cuestión se extraen del libro «Justicia ¿hacemos lo que debemos?» de Michael J. Sandel (podéis encontrarlo en el fondo de la biblioteca).

El primer ejemplo nos sitúa en el lugar del conductor del tranvía, ante la obligación de decidir si continuar por la vía y arrollar a los cinco trabajadores o desviarse por la vía muerta y arrollar a uno los participantes mayoritariamente dicen que elegirían la segunda opción. En este caso estarían valorando el criterio de cantidad, es decir que ante la muerte inevitable sería lógico elegir que muriera el menor número de personas. Hay una minoría de participantes que no comparten este criterio, de hecho opinan que el valor de una persona es el mismo que el de cinco, y ante tal situación no podrían desviar el tranvía sino dejar que siguiera su curso. Surge el comentario de que en el caso de seguir por la vía quien mataría a los cinco trabajadores sería el tranvía mientras que si se desvía al apartadero quien mataría a esa persona sería el conductor. Dialogamos sobre la responsabilidad, sería más o menos responsable el conductor en un caso o en otro? Hablamos del destino y el determinismo. Continuar leyendo

El azar y el destino

En la tercera sesión del Taller de Pensamiento Filosófico comenzamos leyendo un fragmento de la obra «El azar y la necesidad» de Jacques Monod. El texto reflexiona sobre la noción de azar y las diferentes variantes del mismo, la «incertidumbre operacional» y la «incertidumbre esencial». Después de leerlo en alto y de unos minutos de lectura silenciosa, pasamos al turno de formular preguntas que nos había suscitado el texto. Las cuestiones que lanzaron los participantes fueron:

  • ¿El destino es azar?
  • ¿Existe el azar o el fruto de unas circunstancias que decidimos no ver o no controlar?
  • ¿Por qué está este país (y el mundo) hoy en día de esta manera?
  • ¿Es todo riesgo previsible? ¿Toda avería es previsible?
  • ¿Hasta qué punto la incertidumbre condiciona el comportamiento del ser humano?
  • ¿Nacemos ya determinados?
  • ¿Somos libres o estamos determinados?

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