La primera sesión del Taller de Pensamiento Filosófico, después de la presentación de los participantes, comenzamos leyendo un texto de Voltaire «Historia de un buen brahmán» extraído de «El ingenuo y otros cuentos«. En el texto, un brahmán rico y sabio se lamenta de que en realidad por más que se le considere un sabio él no conoce nada y sigue preguntándose por el sentido de la vida, de dónde viene y a dónde irá. En contraposición hay un personaje que es una anciana india pobre y supuestamente necia, a la cual el brahmán envidia porque no se hace esas preguntas y es feliz con sus creencias religiosas y sus quehaceres diarios. El brahmán plantea la cuestión de si es mejor ser infeliz por hacer uso de la razón o ser feliz e imbécil. Después de la lectura los participantes formulan preguntas sobre aquello que les ha interesado más del texto. Algunas de las preguntas de esta sesión fueron las siguientes:
- ¿Es incompatible tener sentido común con ser creyente o religioso?
- ¿Cuál es la relación entre religión y filosofía?
- ¿Se puede alcanzar la felicidad a través de las preguntas
- ¿La reflexión y la búsqueda de conocimiento nos tiene que llevar necesariamente a la insatisfacción?
- ¿La reflexión y la razón nos llevan necesariamente a la infelicidad?
- ¿Se puede ser feliz a pesar de la incertidumbre de nuestra existencia?
- ¿La razón y la felicidad son contradictorias?
- ¿Qué sentido tiene la vida?
- ¿Son contradictorios en brahmán y la beata o son lo mismo en cada extremo?
- ¿Es realmente feliz una persona que no se hace preguntas?
- ¿Existe la felicidad?
- ¿En qué medida es la razón un obstáculo para las pasiones?
- ¿Ser consciente de la ignorancia es el motor de la investigación?
- ¿Entendemos todos lo mismo por felicidad?
- ¿Qué es la felicidad?
- ¿Resulta muy caro pensar de forma diferente al colectivo?
- ¿Es un privilegio poder pararse a pensar? ¿Es una opción?
- ¿De qué está hecha el alma? ¿Es igual el alma de los hombres y de las mujeres?
- ¿Cuál es el motivo de la existencia?
Entre todas estas preguntas detectamos unos bloques temáticos que las englobarían:
- Sentido de la existencia-vida
- Relación conocimiento-felicidad/infelicidad
- Definición de la felicidad
Decidimos empezar por la cuestión de «Qué es la felicidad«, un participante la define como la satisfacción de las necesidades básicas, sólo a partir de tener cubiertas esas necesidades podría plantearse uno la búsqueda del conocimiento. Por eso la beata no se plantea nada más y su felicidad es «poder tener de vez en cuando agua del Ganges para lavarse«.
Los participantes comentan que las necesidades, incluso las básicas, son diferentes en cada persona. Sale a relucir el libro «Sapiens» de Yuval Noah Harari donde se dice que la felicidad es «estar bien, estar a gusto». Habría una estratificación dentro de los humanos, distintos niveles de exigencia para sentirse bien. Depende del individuo.
Alguien sugiere el matiz de que tal vez es mejor preguntarnos «cómo ser felices» y no tanto «qué es la felicidad».
La religión de algún modo a través de los dogmas daría respuesta a esas preguntas como «de dónde venimos y a dónde vamos».
Somos más humanos cuanto más reflexionamos.
Cuanto más se busca más preguntas nos hacemos y eso nos aleja de la felicidad.
Felicidad ligada al desarrollo de lo que nos hace más humanos. ¿Qué es lo que nos hace más humanos? Una participante contesta que pensar te hace más libre pero no más humano.
Para Aristóteles ser feliz sería alcanzar las metas propias de un ser humano (eudemonismo). La felicidad estaría en la vida virtuosa.
Surgen nuevas preguntas:
¿El camino del deseo y de la satisfacción del deseo nos lleva a la felicidad?
¿Se puede ser feliz sin tener las necesidades básicas cubiertas?
A esta pregunta hay quien dice que sí, poniendo el ejemplo de sociedades donde dentro de la extrema pobreza y la falta de recursos las personas son capaces de disfrutar en algunos momentos. También se comenta que en las sociedades occidentales donde las necesidades básicas están cubiertas muchas veces surgen necesidades creadas. No sólo no somos felices sino que abunda la depresión.
Van surgiendo otras posibles definiciones de felicidad:
Sensación de ser/estar en un instante de plenitud
Conseguir un objetivo o incluso un momento concreto justo antes de conseguir un gran reto
Una participante hace referencia a los sentimientos, estamos hablando de pensamientos, razones y ella incide en que necesita sentir pero ¿Se puede tener sentimientos sin pensamientos?…
Otro participante comenta que con hambre y dolor no se puede ser feliz pero alguna persona no está de acuerdo con esta afirmación.
Equilibrio entre el individuo y el medio (mientras menos pulsiones tengas, pedirás menos al medio y tendrás menos decepciones). Alguien comenta que hay una manera de ser feliz no modificando el medio sino modificando el individuo.
Lucía nos habla de Epicteto, para quien la felicidad depende de uno mismo, de lo que yo creo o lo que yo pido. Os dejo un enlace sobre el filósofo griego: El estoicismo de Epicteto.
Otro filósofo griego muy relacionado con el tema que debatimos, la felicidad, es Epicuro: Epicuro, o el hedonismo inteligente.
La felicidad ha sido un tema ampliamente desarrollado en la filosofía. Además de los filósofos clásicos ya nombrados, tenemos al autor del texto que comentamos, Voltaire, quien en la línea del pensamiento ilustrado opina que la razón es el único medio para conseguir la verdad. Junto con el progreso, constituiría el camino para alcanzar la felicidad ya que sirve de guía frente a la superstición, el fanatismo religioso y la ignorancia.
Para Inmanuel Kant la búsqueda de la felicidad nos puede hacer felices (o desgraciados), pero en si misma no nos hace buenos, no nos hace merecedores de ella. En la «Fundamentación de la metafísica de las costumbres» el filósofo alemán escribe precisamente sobre la relación entre razón y felicidad:
“En realidad, encontramos que cuanto más se preocupa una razón cultivada del propósito de gozar de la vida y alcanzar la felicidad, tanto más se aleja el hombre de la verdadera satisfacción, por lo cual muchos, y precisamente los más experimentados en el uso de la razón, acaban por sentir, con tal de que sean suficientemente sinceros para confesarlo, cierto grado de misología u odio a la razón, porque tras hacer un balance de todas las ventajas que sacan, no digo ya de la invención de todas las artes del lujo vulgar, sino incluso de las ciencias (que al fin y al cabo les parece un lujo del entendimiento), hallan, sin embargo, que se han echado encima más penas que felicidad hayan podido ganar, y, más que despreciar, envidian al hombre común, que es más propicio a la dirección del mero instinto natural y no consiente a su razón que ejerza gran influencia en su hacer y omitir.”
Podemos recordar a Nietzsche, que contrapone el concepto de “dicha” al de “felicidad”. Para él la dicha significaría “estar bien”, gracias a circunstancias favorables, o a la buena fortuna. Pero se trata de una condición efímera.
Ortega y Gasset también reflexiona sobre la felicidad: “Si nos preguntamos en qué consiste ese estado ideal de espíritu denominado felicidad, hallamos fácilmente una primera respuesta: la felicidad consiste en encontrar algo que nos satisfaga completamente. Mas, en rigor, esta respuesta no hace sino plantearnos en qué consiste ese estado subjetivo de plena satisfacción. Por otra, qué condiciones objetivas habrá de tener algo para conseguir satisfacernos.” Para él la felicidad se produce cuando coincide lo que queremos ser con lo que somos en realidad.
Y por último el filósofo esloveno Slavoj Zizek se plantea la felicidad como un producto de los valores capitalistas y la relaciona con el consumo. Afirma que realmente no queremos aquello que pensamos que deseamos…