En la segunda sesión del grupo Jean-Paul Sartre del Taller de Pensamiento Filosófico, leemos «El descubrimiento de Harry», un relato de Matthew Lipman.
Las preguntas que formulan los participantes tras leer el texto son las siguientes:
- ¿Qué representa el museo?
- ¿El conocimiento que podamos tener sobre el artista puede hacer que la obra nos transmita sentimientos?
- ¿Dónde se alojan los sentimientos?
- ¿Cómo la actitud, la perspectiva individual, cambia el hecho observado?
- ¿Podemos ver sentimientos-emociones sobre algo inanimado?
- ¿Qué generan y cómo se producen los sentimientos?
- ¿Para qué existe el arte?
- ¿Por qué dos personas ven cosas distintas?
Decidimos -tras una votación- comenzar por la última pregunta: ¿Por qué dos personas ven cosas distintas?
No vemos lo mismo porque no somos iguales y porque pueden intervenir muchos factores como puede ser el nivel de formación y conocimientos respecto a la materia, las emociones, la personalidad y el estado de ánimo, etc
Y, ¿es posible que veamos lo mismo? -Sí, ver podemos ver lo mismo, lo que cambia es la emoción, lo que siente cada uno ante la obra. Debatimos acerca de cuánto influyen la formación y la emoción en la percepción de la obra de arte.
El objeto puede dar más posibilidad o menos a la interpretación, y generalmente esa interpretación vendrá condicionada por nuestros conocimientos y experiencias previas. El arte quiere comunicar algo, y en el acto comunicativo intervienen tanto el artista como el observador. ¿Todas las interpretaciones valen? Muchas veces no coincide la interpretación que damos con la intención del autor. No es lo mismo ver que sentir. Quizá lo que vemos en el cuadro puede ser más objetivo y homogéneo y lo que sentimos al verlo más personal o subjetivo.
Una participante comenta que el objeto existe mientras es mirado, que si el sujeto que mira desaparece, el objeto también…
A continuación nos preguntamos, ¿es deseable/necesario ponerse de acuerdo?. El arte debería ser libre, esa libertad se da tanto en un lado como en el otro de la obra.
También analizamos la diferencia entre ver y mirar. La mirada, el mirar, implicaría una voluntad, una intención, algo consciente mientras que ver alude más a una capacidad y puede suceder de un modo menos consciente.
La percepción de cada uno es diferente. Hay veces que los sentimientos pueden llegar a trastocar la percepción. También hay campañas organizadas que condicionan lo que vemos y lo que sentimos. Tenemos una sociedad muy polarizada, cada vez más se definen las cosas en términos de buenos y malos, de estás conmigo o contra mí. El propio sistema perpetúa las creencias. Por eso es importante valorar aquello que nos conmueve ya sea que nos guste o no, y ser capaces de dialogar sobre las diferencias como hacen las dos amigas en el cuento, con respeto y amor. Continuar leyendo