Verdad verdadera…

BerniniEn las sesiones del Taller de Pensamiento Filosófico del mes de abril hemos tratado el tema de la verdad.

Con el grupo María Zambrano leímos un texto de Matthew Lipman  de su libro «Lisa». Tras la lectura los participantes se dividen en pequeños grupos y Félix, el coordinador, les pide que formulen una pregunta sobre el texto. Las preguntas que propone cada grupo son las siguientes:

  • ¿Pesa más la verdad o el bien?
  • ¿Se puede dar una definición universal de la verdad?
  • ¿Qué valor tiene la verdad? (¿Qué valor damos personalmente a que alguien nos diga la verdad?)
  • ¿Qué peso tiene la intención cuando hablamos de verdad o falsedad?

A la segunda pregunta alguien responde que cada uno tiene su verdad, que no existe la verdad universal, pero también hay algo en lo que solemos coincidir cuando hablamos sobre la verdad y es cuando lo que digo está de acuerdo con los hechos.

Sobre una realidad hay muchos puntos de vista. En un accidente, por ejemplo, los testigos van a contar cada uno una cosa y aunque sean sinceros puede ser que sus relatos sean diferentes porque su visión y posición es distinta aunque hayan vivido y visto lo mismo.

Un participante comenta que si definimos la verdad tenemos que poner unos límites pero entonces, ¿qué hacemos con lo que queda fuera de esos límites? Serían opiniones, falsedades…

La verdad puede demostrarse o definirse con los hechos, pero el problema que ven algunos participantes es que los hechos dependen de nuestra percepción y de nuestra interpretación. Cuando hay datos objetivos está claro pero en el resto de los casos pueden surgir dudas.

Es diferente mentir que estar equivocado.

El sujeto siempre interpreta la realidad.

La intención es importante. No modificar el relato.

Lo contrario a verdad qué sería; falsedad, error, mentira? En principio cuando hablamos de verdadero / falso nos referimos a los hechos. Los hechos podemos contraponerlos también a las opiniones. La mentira según el catecismo sería decir lo contrario de lo que se piensa con intención de engañar.

La certeza implica que ha habido una validación con los hechos, estaría relacionada con lo verdadero. Aunque el tener certeza de algo no implica que eso sea la verdad, en este caso no mentiríamos pues la intención es de convencimiento no de engaño, en tal caso podríamos «estar equivocados».

Antes de finalizar la sesión una participante comparte su sentir sobre la verdad, al ser creyente para ella la verdad es Dios, sería una verdad superior y luego estaría la verdad particular. Félix recuerda la frase que le dijo Jesús a Tomás y que aparece en el evangelio de Juan: «Yo soy el camino, la verdad y la vida»; el camino sería el de la solidaridad común por el bien del mundo.

Mientras hacía este resumen he estado ojeando un libro que no había comentado en anteriores resúmenes sobre el tema de la verdad, así que os dejo por aquí dos referencias de Heidegger relacionadas con nuestro tema:

El juicio de Eichmann en Jerusalén

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En las dos sesiones del mes de Marzo del Taller de Pensamiento Filosófico leímos el mismo texto, tanto con el grupo María Zambrano como con el grupo Jean-Paul Sartre. Se trata de un fragmento de la filósofa Hannah Arendt de El juicio de Eichmann en Jerusalén.

  • Con el primer grupo, intentamos responder a las preguntas que aparecen al final:
  1. ¿Qué expone el texto?
  2. ¿A qué pregunta responde el texto?
  3. ¿Qué pregunta te provoca a ti la lectura del texto? Intenta responder a esa pregunta tuya.

Los participantes van diciendo brevemente lo que expone el texto:

-«Interpretación de la autora sobre la filosofía que tienen Eichmann y los mandos de las SS y que les permite sublimar sus acciones.»

-«Información + opinión. Arendt describe a un personaje que sufre una disonancia cognitiva y un trastorno mental.» (A este participante le rebatimos que Eichmann no tenía ningún diagnóstico psiquiátrico.)

-«Expone el pensamiento único y rígido de quien se cree en posesión de la verdad (delirio)».

-«Trata de la manipulación institucional del ser humano corriente».

-«El texto nos habla de la predisposición que tenemos los seres humanos de seguir a quien creemos que nos soluciona algo. (Contexto de la situación en la que se encontraba la sociedad alemana tras la Primera Guerra Mundial).»

Respecto a qué pregunta les provoca la lectura del texto, los participantes responden:

-«¿Cómo es posible que alguien obedezca una orden así?

-«¿Qué dotes de persuasión podría tener Himmler para que gente con un nivel intelectual importante se convenciera de lo que les decía?»

-«¿Quién es más culpable, el que dicta las órdenes o el que las obedece?»

-Si no es ideología, ¿qué es eso de una tarea grandiosa, única

-¿Las personas cuando vemos peligro banalizamos el mal?

-«¿En un contexto histórico parecido, podríamos nosotros actuar así?»

A raíz de esta última pregunta sale un tema de triste actualidad, la misma historia está sucediendo ahora con Israel y Palestina.

La estupidez, el miedo y la avaricia son elementos que pueden condicionar a actuar.

  • Con el grupo Jean-Paul Sartre leemos el mismo texto y nos centramos en las preguntas que ha suscitado en los participantes, que son las siguientes:

-¿Pueden el populismo y la demagogia modificar al ser humano hasta el punto de considerar heroico aquello que es deleznable?

-¿Qué ha fallado en la creación del ser humano? ¿Es una máquina defectuosa?

-¿Qué significa -desde un punto de vista lógico- ser sobrehumanamente inhumano?

-¿De verdad creía Eichmann que con lo que hizo fue un poco mejor la humanidad?

-¿El deseo de un ideal permite racionalizar como un «bien» el matar?

-¿Cómo puede la propia conciencia aceptar lo inaceptable? ¿En qué momento se anestesia de tal manera?

Hablamos sobre la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que se publicó en 1948, después de los terribles sucesos a los que se refiere nuestro texto. Dialogamos sobre el peligro de algunos seres que creen que hacen algo heroico en beneficio de la humanidad, que se sienten superiores y creen que tienen una misión histórica. Comentamos esa necesidad de anular al otro, cómo no quieren reconocer que el otro sea como ellos, incluso observamos que no se le ve tanto como «enemigo» sino como «seres defectuosos que estorban».

Algunas cosas que comentamos que pudieron influir en que una parte de la población se sumara a esta barbarie o al menos mirara para otro lado: adoctrinamiento en escuelas, universidades etc Sentido de pertenencia, sentimiento de grupo, de colectivo. Ideal, deseo de algo superior. Demagogia. Populismo. Teoría del miedo, manipulación.

Muchos conflictos elaboran un argumentario para justificar sus acciones. Coincidimos en que prácticamente todas las guerras son por motivos económicos o religiosos. Pero en este caso, aunque había unas posibles «razones» económicas (situación de Alemania tras la 1ª Guerra Mundial, y los judíos eran quienes tenían casi todo el dinero), notamos que hay algo más, cada masacre de maldad tiene una especificidad, pero el tema del Holocausto es diferente.

El cuerpo y el alma… (Parte 1)

William Blake

(William Blake)

En las dos sesiones del Taller de Pensamiento Filosófico del mes de febrero hemos comentado distintos textos con cada grupo, sin embargo voy a hacer un resumen común porque en realidad las dos sesiones comparten un tema de fondo y pueden relacionarse.

  • Con el grupo María Zambrano leímos este cuestionario. Entre todos fuimos compartiendo las respuestas, que en la muchos casos coincidían pero en otros no. También vamos argumentando principalmente en el caso de que no nos parezca una buena razón la que se propone en el escrito.

Por ejemplo, en el punto 4 «Comer carne de cerdo está mal porque lo prohíbe el Corán» algunas personas dicen que si eres musulmán esa argumentación estaría bien pero si no lo eres no, otras comentan que en ningún caso sería un buen argumento apelar a creencias religiosas para justificar una conducta.

Con el punto 5 también hay disparidad de opiniones. Algún participante cree que no está bien argumentado que «no sea bueno comer carne» por el hecho de que «ecológicamente sea muy negativo por la energía que se gasta para producirla.» También con el punto 6 hay discrepancia, creen que es una exageración lo que dice la frase.

En el punto 7 coincidimos la mayoría en que no es un argumento válido decir que no hay que hacer algo «porque nadie lo hace». Además de que hay lugares donde sí se come carne de perro. La motivación no es lo mismo que las razones.

Llegamos al punto 9: «No importa comer animales, pero comer seres humanos es totalmente distinto. Los seres humanos somos sagrados y no podemos servir de comida para otros seres humanos.» Todos los participantes coinciden en que están de acuerdo, alguien se refiere a la Declaración Universal de los Derechos Humanos donde se dice que los seres humanos tienen dignidad y no se les puede matar. Sin embargo aquí no se está hablando de matar, sino de comer, no es lo mismo matar para comer que comer algo ya muerto. Como imaginaréis, sale a colación el tema de la película de moda, en «La sociedad de la nieve» (y anteriormente en «Viven») se cuenta la historia real de unos jóvenes jugadores de rugby que, tras sufrir un accidente de avión y permanecer aislados en los Andes más de dos meses hasta su rescate, comieron (algunos de ellos) carne de los cuerpos de sus compañeros fallecidos en el accidente.

Un participante comenta que él daría permiso para que le comieran si fuera necesario después de muerto. Cree que al igual que se hace firmando un consentimiento con la donación de órganos para salvar vidas pues que si el sujeto lo consiente, en un caso extremo, no debería estar mal. Sin embargo no es tanto aquí el tema del consentimiento como de que el cuerpo es sagrado, y los muertos también. Una participante comenta que en el caso de los cuerpos vivos no siempre que hay un consentimiento o acuerdo eso exime, piensa en la prostitución por ejemplo.

¿Si los cuerpos son sagrados, y la vida es sagrada, cómo es que aún existe la pena de muerte?

Félix nos cuenta otro caso real de finales del S. XIX en el que unos marineros también naufragan y tienen que sobrevivir pero en ese caso lo que hicieron fue asesinar a uno de los compañeros para comérselo. Cuando regresaron a tierra hubo un juicio y se les condenó. El asesinato no puede justificarse, ni aun en casos de necesidad extrema. Ese fue el veredicto que cambió para siempre el derecho penal y, también, las costumbres marinas. Continuar leyendo

Poderoso caballero es don dinero…

Captura

La cuarta sesión del Taller de Pensamiento Filosófico con el grupo «Jean-Paul Sartre» leemos este texto que nos propone Félix, el coordinador.

Antes de comenzar con la lectura, nos lanza la siguiente frase: «Todo necio confunde valor y precio» (Antonio Machado, aunque anteriormente Quevedo enunció algo muy similar además de los versos que dan título a nuestra publicación) y nos invita a apuntar muy brevemente que nos sugiere. Después cada participante va leyendo una de las preguntas del texto y si quiere la responde, los demás añadirán también sus opiniones y reflexiones.

Algunas de las preguntas tienen una respuesta bastante obvia, pero según va avanzando el texto las respuestas de los participantes comienzan a divergir.

Con la pregunta 8: «La cantidad de 1 euro, ¿mide una cualidad inherente a la barra de chocolate, o mide lo que el que la quiere desearía pagar por ella»? Alguien responde que esa cantidad de dinero mide lo que el que la vende quiere cobrar por ella. El precio lo pone el vendedor y en general coincidimos en que los precios se mueven por la oferta y la demanda. Una participante comenta que las cosas además del precio al que se compren y vendan tienen un valor inherente. A ella le encanta el chocolate y el valor que tiene no se ajustaría a un precio determinado.

Con la pregunta 9: «Jorge cuida niños a 5 euros la hora. ¿Significa eso que Jorge vale 5 euros la hora, o que su trabajo de cuidad niños vale eso?» Comentamos que ese dinero es probablemente lo que se pague en el mercado por el trabajo que realiza Jorge pero en ningún caso ese sería el valor de Jorge ni de su trabajo. En este caso el precio sería el valor de mercado. Hay cosas muy difíciles de cuantificar en dinero. Si hay muchos «Jorges», es decir personas que se dedican a esa actividad, el precio será uno, y si hay pocos será otro.

Es importante tener en cuenta la necesidad o la moda para «entender» el precio de algunas cosas o actividades. La mayoría de ellas se traducen en términos económicos según la oferta y la demanda.

Félix nos menciona el libro «Trabajos de mierda» del antropólogo estadounidense David Graeber.

Recordamos cómo durante la pandemia en los primeros meses se determinaron claramente cuáles eran los trabajos esenciales y cómo esos trabajos curiosamente suelen ser de los peor remunerados.

Con la pregunta 10: «Jorge mide 1.60 y pesa 55 kg, ¿cuánto vale?»

Pues alguien comenta, y estamos de acuerdo, que la medida y el peso por ejemplo son importantes para ser jinete, si Jorge se dedicara profesionalmente a montar a caballo ese peso y esa medida tendrían un precio, marcarían su caché entre otras cosas.

Aclaro que todos los participantes coincidimos en que es lioso cuando en el texto se utiliza la palabra valer porque en español tiene dos acepciones relacionadas con el tema que nos ocupa; valer de precio y valer de valor. Creemos que habría sido más clarificador utilizar «costar» / «¿cuánto cuesta?» en el caso de que ese «valer» se refiera a precio.

Con la pregunta 11: «¿Tienen las personas un valor en dinero o sólo las cosas y los servicios?» En principio respondemos que no, que el valor en dinero lo tendrían en todo caso las actividades que realiza una persona o incluso sus cualidades potencialmente, pero luego recordamos cómo desgraciadamente hay casos donde se pone un «valor en dinero» de los cuerpos, mencionamos la prostitución, los vientres de alquiler… o cuando personas como pueden ser actores, modelos o deportistas aseguran partes de su cuerpo, les ponen un precio. Cada órgano tiene un precio en las compañías de seguros. En realidad observamos que sí que hay partes de la persona, ya sea su cuerpo o su mente-ideas (hay personas del mundo del pensamiento, política… que cobran por sus ideas ya sea en conferencias, libros etc) que tienen un «precio» o valor en dinero. Se menciona la película «El capital humano»en la que aparece cómo las aseguradoras aseguran las capacidades o potencialidades.

Luego seguimos comentando casos en los que la publicidad y el marketing, la moda, las tendencias y la demanda marcan los precios. Por ejemplo de qué dependen los precios de las entradas para un concierto, hay grandes diferencias en ese sentido entre unos artistas y otros.

Alguien comenta el tema de los vinos, un vino que un experto puede determinar que es muy bueno no se puede vender barato, aunque pudiera por temas de producción etc para que se consideren «buenos» de cara a la galería, hay que subirles el precio. El «precio» les da «valor». Continuar leyendo

La mala suerte del conductor borracho

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(Tommy Ingberg)

La cuarta sesión del Taller de Pensamiento Filosófico con el grupo María Zambrano leemos un texto de Santiago Sánchez-Migallón: La mala suerte del conductor borracho. 

Plantea un dilema extraído del libro «Los peligros de la moralidad» de Pablo Malo.

Después de leerlo formulamos las preguntas:

  • ¿Debería la diferencia accidental de que en un caso un conductor se tope con un árbol y que el otro atropelle a una persona hacer que la valoración moral sea distinta?
  • ¿Qué relación hay entre lo jurídico y lo moral? ¿Lo jurídico es moral?
  • ¿Es jurídico juzgar las intenciones?
  • ¿La moral es algo sólo individual?
  • ¿Cómo valoramos la intención y la creencia?
  • ¿La moral es subjetiva o su interpretación?
  • ¿En una valoración moral sólo deberíamos tener en cuenta la acción o también la consecuencia? ¿Y la intención?

La pregunta que se hace el autor del texto con respecto a este dilema moral es: «¿estamos condenando a una persona únicamente por su mala suerte?» Dice que condenamos a Juan por su mala suerte mientras que Pedro se va de rositas, cuando la conducta de ambos ha sido la misma. Lo que no ha sido similar es la consecuencia (choque contra un árbol, matar a una persona) de su misma acción (coger el coche borrachos). Dice que la mala suerte es la que ha hecho que las consecuencias hayan sido terribles en el caso de uno y no tanto en el caso del otro y que es injusto que juzguemos por las consecuencias en lugar de por las intenciones.

En el diálogo que establecemos, la mayoría de los participantes cree que lo que es reprobable es el hecho de beber, emborracharse y coger el coche. Las consecuencias son diferentes en los dos casos y sí, podemos hablar de «mala suerte», pero en su acción inicial ya están jugando cartas para que algo así pueda ocurrir. Mala suerte tiene la chica que muere, buena suerte tiene Pedro al chocar con un árbol. Si ninguno de los dos hubiera bebido alcohol y por causas ajenas a ellos tuvieran un accidente y el resultado fuera el mismo (árbol-muerte chica) quizá sí hablaríamos de mala suerte en el caso de Juan. Ahí se ve que las consecuencias también son diferentes pero como su acción inicial no conlleva de primeras una actividad de riesgo o un incumplimiento de las normas que están por algo, pues podemos entender la situación de otra manera.

En realidad la mayoría  de los participantes no están demasiado de acuerdo con lo que comenta el autor del texto cuando plantea que nuestra manera de juzgar es injusta porque juzgamos por las consecuencias de las acciones y no por las intenciones. Al menos en el ejemplo del dilema del conductor borracho, está claro que en otros ejemplos seguro que se puede aplicar su visión y seguro que se ha encarcelado injustamente a gente etc pero cuando la consecuencia de la acción es dañina y no hay una intención de hacer daño el sistema judicial tiene eso en cuenta. El caso que nos ocupa añade el hecho de que conducir borracho es jugar papeletas a tener un accidente y en ese accidente pueden verse implicadas otras personas. También somos capaces de ver que la situación desigual en cómo continuarán sus vidas Juan y Pedro es llamativa, pero no por ello pensamos en exonerar a Juan o de encerrar a Pedro.

La moral normalmente no trata de explicar sino de justificar. La moralidad va más sobre la intención, sin embargo el sistema al juzgar se fija más en las consecuencias. Continuar leyendo

Mecanismos de defensa

Mecanismos defensaLa tercera sesión del Taller de Pensamiento Filosófico, tanto con el grupo María Zambrano como con el grupo Jean-Paul Sartre, retomamos el texto que nos repartió Félix el último día. Se trata de una selección de los principales mecanismos psicológicos de defensa, que fueron estudiados por el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, y recogidos por su hija Anna Freud en el libro «El yo y los mecanismos de defensa».

Las sesiones se desarrollaron de forma diferente a pesar de tener el mismo texto.

Comenzamos con un breve resumen de lo que se habló con el grupo María Zambrano:

Tras leer el texto llega el turno de formular preguntas. Un participante sugiere la primera y con ella nos quedamos:

  • «¿Los mecanismos de defensa son buenos o malos, es decir, tienen condicionamiento moral?»

Es curiosa la capacidad que tenemos los seres humanos para engañarnos a nosotros mismos.

Algunos participantes en vez de clasificarlos en buenos o malos se preguntan si son eficaces o ineficaces, es decir, esos mecanismos ¿resuelven el problema? La respuesta es no. Pero por otro lado sí nos «sirven», nos ayudan a sobrellevar situaciones aunque no resuelvan el problema, de algún modo con esos mecanismos nos estamos protegiendo pero también nos estamos engañando. Hay quien comenta que si no daño a terceros un mecanismo de defensa puede ser útil. El que sea bueno o malo según la persona, según para quién.

Otra pregunta que surge es:

  • «¿Se hacen de forma consciente o inconsciente? En principio los mecanismos de defensa son estrategias inconscientes.

El psicoanálisis propone estrategias para curar los mecanismos de defensa, o más bien lo que subyace tras esas estrategias, lo considera como una enfermedad. Una vez somos conscientes de ellos y sabemos que nos estamos engañando podemos avanzar en resolver el problema de fondo.

Otro participante comenta que si son algo inconsciente quizá no se debería aplicar un calificativo moral (bueno o malo), que tal vez más que juzgar el mecanismo se podría juzgar el efecto del mecanismo. 

¿Si estas situaciones son inconscientes, si no nos damos cuenta de ellas, cómo vamos a buscar ayuda?

¿Cómo reaccionamos cuando vemos a alguien engañarse al actuar usando mecanismos de defensa?

A lo largo de la sesión los participantes ponen ejemplos tanto para defender que esos mecanismos si nos ayudan están bien como para demostrar que pueden ser dañinos para uno mismo o para los demás. Finalmente concluimos que dependiendo del grado y del contexto podríamos considerarlos algo útil o algo perjudicial. No es lo mismo, si se utilizan de un modo puntual para superar algunas situaciones cotidianas de ansiedad que nos pueden pasar a todos (en estos casos algunos participantes señalan que lo saludable es hablar las cosas, poner nombre a los problemas y afrontarlos, y que en esta capacidad influye el nivel cultural y el contexto social y familiar) que si se hace uso (recordemos, inconsciente siempre) de ellos para no enfrentarse a traumas importantes o si el abuso de esos mecanismos nos acaba alejando de la realidad y convirtiéndose en una patología. Continuar leyendo

Las falacias

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El pasado mes de noviembre, en la sesión del Taller de Pensamiento Filosófico, vimos los mismos textos con los dos grupos por lo que voy a hacer un resumen común.

El texto que nos trae Félix para estas sesiones es el siguiente: «Tipos de falacias».

Entendemos por falacia una forma de argumento inválida (pero que en principio parece válida), un argumento falso, débil. La definición más aceptada (en términos de argumentación filosófica) es «argumentos que parecen válidos, pero no lo son”, de Charles Leonard Hamblin, filósofo australiano que en los años 70 publicó un libro sobre falacias.

Nos dividimos en pequeños grupos para leer el texto y hacer el ejercicio de detectar qué falacias hay en las conversaciones que aparecen. Después ponemos en común qué falacias hemos identificado. Prácticamente todas las intervenciones del texto contienen falacias; encontramos falsa causa, ad baculum, falsa causa, generalización abusiva, ad populum, ad hominem, argumento de autoridad

Detectar las falacias es algo muy importante para una comunicación clara y sincera, pero por desgracia en general las interacciones comunicativas (especialmente las de los medios de comunicación, políticas etc) están llenas de falacias que desvirtúan el sentido y oscurecen el diálogo. Aquí un pequeño resumen en forma de vídeo:

Y un breve artículo:

Ahora mismo hay en Espacio Fundación Telefónica de Madrid una exposición que aborda estos temas: «Fake News. La fábrica de mentiras».

Siguiendo con el tema de la información veraz y la comunicación clara, con el grupo Jean-Paul Sartre en esta última sesión comentamos también un artículo que nos dio Félix la sesión anterior. Se trata del siguiente texto de Jaime Rubio Hancock publicado en El País: «No tengo ni idea».

Félix nos hace preguntarnos ¿En qué nos basamos para deducir que alguien nos cuenta la verdad o que no tiene ni idea?, ¿Qué nos da credibilidad?, ¿Somos capaces de diferenciar entre una opinión sesgada y cuándo la persona está informada y aporta conocimiento?

Nos fiamos del oficio, de la formación, que sea un experto en la materia nos da confianza, conocer el currículum de la persona en cuestión, que se aporten datos, que se razone y argumente… Detalles que nos hacen desinteresarnos o no confiar serían la descalificación del contrario, el insulto o la crítica sin argumentar, la falta de datos etc

Analizamos la diferencia entre opinar (punto de vista, algo que tiene que estar argumentado) e informar (datos, algo que tiene que ser verdadero/falso). Los criterios deberían ser objetivos.

Muy brevemente nos adentramos en el concepto de verdad: experiencia de que lo que se dice se corresponde con la realidad. Alguien comenta que la experiencia sería la información que has acumulado en tu vida.

Os recomiendo un libro que está relacionado en parte con el tema que hemos tratado en estas sesiones:

¿De quién es esta historia? : viejos conflictos, capítulos nuevos / Rebecca Solnit

Y para terminar os dejo otro texto que nos dio el coordinador para leer en casa y que quizá comentemos el próximo día: Mecanismos de defensa.

Pensar bien

bases-del-pensamiento-criticoEn la primera sesión del Taller de Pensamiento Filosófico con el grupo Jean-Paul Sartre comenzamos presentándonos y respondiendo a la pregunta «¿Qué es lo que más te gusta hacer? ¿y lo que menos?».

El coordinador, Félix García Moriyón, pide también a los participantes antes de comenzar que anoten en un papel qué esperan de la sesión. Al finalizar les preguntará si se han cumplido sus expectativas.

El texto que leemos y que nos dará pie al diálogo es: «Buenas razones».

Partimos de la pregunta de «qué es pensar bien«:

-Argumentar, pensar en positivo…

Félix nos aclara que una de las normas de la argumentación es el «principio de caridad»; en toda discusión o debate a priori hay que pensar que la otra persona tiene razón, debemos abrirnos a esa opción para que tenga sentido el diálogo. Luego ya durante la conversación tendrá que convencernos, o no…

Entre todos vamos leyendo los supuestos que se plantean en el ejercicio y respondiendo cual de las opciones nos parecería mejor razón en cada caso. En la mayoría los participantes coinciden sin embargo hay alguna que no está tan clara.

En el punto número 4 tenemos diferencias:

Opinión:

En realidad, las estrellas son velas que llevan los ángeles que viven en el cielo.

Afirmaciones:

a) Lo leí en un libro de cuentos.

b) La idea se me ocurrió cuando estaba sentado en clase.

e) Ayer me encontré con un ángel y me lo contó todo.

Se supone que si la afirmación es falsa, no se puede razonar y en este caso los participantes encuentran el enunciado falso por lo que ninguna de las respuestas valdría como «buena razón». Quienes se aventuran a elegir una se decantan por la primera a).

Yo me animo a votar por la e) porque aunque el enunciado sea falso, si lo diéramos por verdadero la afirmación que sería más coherente y verosímil es que un ángel sea quien nos ha contado esa información sobre ángeles.

Al igual que pasó con el otro grupo al comentar estos casos, enseguida sale la ciencia a colación, la ciencia como garante de lo demostrable, razonable, analizable, verdadero, real etc

Dedicamos lo que queda de la sesión a debatir sobre lo científico, algunos participantes no están de acuerdo con que sea el único método para validar todo, pero la mayoría si apoyan la ciencia como entidad en la que «confiamos».

Hablamos de la medicina, de cómo muchas veces no acierta o se descubren cosas que en un principio funcionan y luego no, un participante recuerda que la medicina no es una ciencia exacta sino una ciencia experimental.

Un científico debe mantener siempre un escepticismo moderado.

Se comenta también cómo la ciencia está supeditada a la economía y la política, siempre hay unos intereses detrás y eso nos hace cada vez más prudentes a la hora de fiarnos. Ciertamente hay ideología en muchos experimentos pero ¿está todo falseado?, ¿existen verdades absolutas?.

Félix nos pregunta qué haríamos para estar seguros de algo.

  • Ir a la fuente para validar o no un razonamiento ¿La fuente se puede compartir?
  • Método empírico: verificable, medible, comprobable, evidencias…
  • Fuentes / Ciencia / Lógica / Costumbre / Creencia

Sobre el método científico y su origen podéis leer este artículo.

En el documento que analizamos en esta sesión, además de los casos aparecen algunos criterios para distinguir las buenas razones, sacados del Manual de Investigación Filosófica de Matthew Lipman, los leemos y comentamos:

  • Son reales, son relevantes, facilitan la comprensión, las razones son conocidas al interlocutor

Deberíamos diferenciar entre verdad y realidad. Nos preguntamos ¿puede un sentimiento servir de razón?

Al hilo de la ciencia y su relación con la filosofía (y los conceptos de verdad y realidad) he recordado dos lecturas que os recomiendo:

Finalizamos la sesión sin tiempo para otro documento que trajo el coordinador, un artículo de actualidad que podéis leer aquí (quedamos en leerlo en casa y si alguien quiere comentar algo puede hacerlo a través del blog).

Buenas razones. Primera sesión grupo María Zambrano.

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Ya hemos tenido la primera sesión del grupo María Zambrano, ha sido un placer conocer a las personas participantes este curso y comenzar a dialogar. Dedicamos un tiempo a presentarnos y el coordinador, Félix García Moriyón, propone que además del nombre compartamos algo que nos gusta mucho y algo que no nos gusta nada. El despliegue de filias y fobias es variado aunque coincidimos en bastantes cosas.

Comenzaremos a dialogar con una pregunta que nos lanza Félix:

¿Cuándo algo está bien razonado o no lo está?

Un participante se anima a responder: «Cuando no se aplica bien la lógica, no está bien razonado.»

El razonamiento comienza cuando alguien pregunta «por qué» ante una afirmación. Entonces a partir de ahí hay que argumentar.

La argumentación tiene que ser convincente, y es convincente cuando se apoya en evidencias.

Otra participante sostiene que algo bien razonado es aquello que aporta pruebas científicas, datos, argumentos técnicos etc. La ciencia sería un argumento de credibilidad para muchos de los participantes.

Ponemos como ejemplo el tema del cambio climático, qué razones que demuestren que existe o que no existe serían convincentes o creíbles para nosotros. Muchas de las personas que niegan su existencia argumentan con su experiencia personal o con datos simplistas: «Es que yo creo»… «En mi pueblo siempre ha hecho calor en verano…»

Un participante nos recuerda que un argumento debe ser refutable y la experiencia personal no es refutable por eso no debería servir como argumento. Según esto, una buena razón sería aquella que sea compartible, refutable, que pueda ser contrastada. Habría que buscar excepciones que anulen lo que se está afirmando.

Esta aportación iría en la línea del pensamiento de algunos filósofos como Karl Popper, quien estableció la refutabilidad o falsabilidad como criterio de demarcación de lo que es conocimiento científico y lo que no lo es. Comparto un artículo sobre este tema:

La filosofía de la ciencia de Karl Popper, Enrique Suárez-Íñiguez, La Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM

Después de intentar entre todos definir qué consideraríamos una buena razón en relación con el ejemplo del cambio climático y otros que surgen, leeremos el Anexo II de un texto que trae el coordinador y repartimos entre los participantes. No nos queda ya casi tiempo y para finalizar la sesión Félix nos pide que la describamos con una fruta: «si la sesión de hoy fuera una fruta, cuál sería y por qué»… Este tipo de ejercicio siempre sorprende de primeras a los participantes pero luego nos aportan unas interesantes e imaginativas propuestas que argumentan estupendamente: melón, manzana, uvas, naranja…

Y ya que ha asomado la argumentación científica con Popper, aunque el tema de la argumentación en filosofía es amplísimo, nombro por aquí al menos otra corriente importante que tuvo su historia; fue la de la argumentación ontológica, un asunto en el que Kant tuvo mucho que decir:

 El argumento ontológico. La crítica Kantiana. Carme Segura Peraita. Ucm

Para terminar os dejo otro artículo interesante y bastante claro sobre el tema de las «buenas razones» que nos traía Félix para esta sesión:

Cardenal Mogollón, Lourdes (2020) Buenas razones. El 27/11/2020 en https://niaia.es/buenas-razones-y-virtudes-argumentaticas/

Sorteo

220px-Fortuna_or_FortuneEl 20 de septiembre a las 20 horas se ha realizado el sorteo público que ha determinado qué personas van a participar en el Taller de Pensamiento Filosófico. El número que ha salido por azar ha sido el 80 y establece el orden de quienes formarán parte del Taller en este nuevo curso 2023-2024. Teniendo en cuenta que se recibieron 105 solicitudes, se contará desde el 80 en adelante hasta completar las 50 plazas.

El personal de biblioteca irá llamando por orden a las personas agraciadas para que confirmen su plaza y grupo.

Las sesiones comenzarán el miércoles día 4 de Octubre para el grupo María Zambrano y el 18 de Octubre para el grupo Jean Paul Sartre, a las 19 h. en la Biblioteca Lope de Vega.

Os recordamos que en este blog  publicamos un resumen de las sesiones para que podáis seguir los temas que se tratan y participar también de otra manera.

¡Hasta pronto!