En las sesiones del Taller de Pensamiento Filosófico del mes de abril hemos tratado el tema de la verdad.
Con el grupo María Zambrano leímos un texto de Matthew Lipman de su libro «Lisa». Tras la lectura los participantes se dividen en pequeños grupos y Félix, el coordinador, les pide que formulen una pregunta sobre el texto. Las preguntas que propone cada grupo son las siguientes:
- ¿Pesa más la verdad o el bien?
- ¿Se puede dar una definición universal de la verdad?
- ¿Qué valor tiene la verdad? (¿Qué valor damos personalmente a que alguien nos diga la verdad?)
- ¿Qué peso tiene la intención cuando hablamos de verdad o falsedad?
A la segunda pregunta alguien responde que cada uno tiene su verdad, que no existe la verdad universal, pero también hay algo en lo que solemos coincidir cuando hablamos sobre la verdad y es cuando lo que digo está de acuerdo con los hechos.
Sobre una realidad hay muchos puntos de vista. En un accidente, por ejemplo, los testigos van a contar cada uno una cosa y aunque sean sinceros puede ser que sus relatos sean diferentes porque su visión y posición es distinta aunque hayan vivido y visto lo mismo.
Un participante comenta que si definimos la verdad tenemos que poner unos límites pero entonces, ¿qué hacemos con lo que queda fuera de esos límites? Serían opiniones, falsedades…
La verdad puede demostrarse o definirse con los hechos, pero el problema que ven algunos participantes es que los hechos dependen de nuestra percepción y de nuestra interpretación. Cuando hay datos objetivos está claro pero en el resto de los casos pueden surgir dudas.
Es diferente mentir que estar equivocado.
El sujeto siempre interpreta la realidad.
La intención es importante. No modificar el relato.
Lo contrario a verdad qué sería; falsedad, error, mentira? En principio cuando hablamos de verdadero / falso nos referimos a los hechos. Los hechos podemos contraponerlos también a las opiniones. La mentira según el catecismo sería decir lo contrario de lo que se piensa con intención de engañar.
La certeza implica que ha habido una validación con los hechos, estaría relacionada con lo verdadero. Aunque el tener certeza de algo no implica que eso sea la verdad, en este caso no mentiríamos pues la intención es de convencimiento no de engaño, en tal caso podríamos «estar equivocados».
Antes de finalizar la sesión una participante comparte su sentir sobre la verdad, al ser creyente para ella la verdad es Dios, sería una verdad superior y luego estaría la verdad particular. Félix recuerda la frase que le dijo Jesús a Tomás y que aparece en el evangelio de Juan: «Yo soy el camino, la verdad y la vida»; el camino sería el de la solidaridad común por el bien del mundo.
Mientras hacía este resumen he estado ojeando un libro que no había comentado en anteriores resúmenes sobre el tema de la verdad, así que os dejo por aquí dos referencias de Heidegger relacionadas con nuestro tema: