Mecanismos de defensa

Mecanismos defensaLa tercera sesión del Taller de Pensamiento Filosófico, tanto con el grupo María Zambrano como con el grupo Jean-Paul Sartre, retomamos el texto que nos repartió Félix el último día. Se trata de una selección de los principales mecanismos psicológicos de defensa, que fueron estudiados por el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, y recogidos por su hija Anna Freud en el libro «El yo y los mecanismos de defensa».

Las sesiones se desarrollaron de forma diferente a pesar de tener el mismo texto.

Comenzamos con un breve resumen de lo que se habló con el grupo María Zambrano:

Tras leer el texto llega el turno de formular preguntas. Un participante sugiere la primera y con ella nos quedamos:

  • «¿Los mecanismos de defensa son buenos o malos, es decir, tienen condicionamiento moral?»

Es curiosa la capacidad que tenemos los seres humanos para engañarnos a nosotros mismos.

Algunos participantes en vez de clasificarlos en buenos o malos se preguntan si son eficaces o ineficaces, es decir, esos mecanismos ¿resuelven el problema? La respuesta es no. Pero por otro lado sí nos «sirven», nos ayudan a sobrellevar situaciones aunque no resuelvan el problema, de algún modo con esos mecanismos nos estamos protegiendo pero también nos estamos engañando. Hay quien comenta que si no daño a terceros un mecanismo de defensa puede ser útil. El que sea bueno o malo según la persona, según para quién.

Otra pregunta que surge es:

  • «¿Se hacen de forma consciente o inconsciente? En principio los mecanismos de defensa son estrategias inconscientes.

El psicoanálisis propone estrategias para curar los mecanismos de defensa, o más bien lo que subyace tras esas estrategias, lo considera como una enfermedad. Una vez somos conscientes de ellos y sabemos que nos estamos engañando podemos avanzar en resolver el problema de fondo.

Otro participante comenta que si son algo inconsciente quizá no se debería aplicar un calificativo moral (bueno o malo), que tal vez más que juzgar el mecanismo se podría juzgar el efecto del mecanismo. 

¿Si estas situaciones son inconscientes, si no nos damos cuenta de ellas, cómo vamos a buscar ayuda?

¿Cómo reaccionamos cuando vemos a alguien engañarse al actuar usando mecanismos de defensa?

A lo largo de la sesión los participantes ponen ejemplos tanto para defender que esos mecanismos si nos ayudan están bien como para demostrar que pueden ser dañinos para uno mismo o para los demás. Finalmente concluimos que dependiendo del grado y del contexto podríamos considerarlos algo útil o algo perjudicial. No es lo mismo, si se utilizan de un modo puntual para superar algunas situaciones cotidianas de ansiedad que nos pueden pasar a todos (en estos casos algunos participantes señalan que lo saludable es hablar las cosas, poner nombre a los problemas y afrontarlos, y que en esta capacidad influye el nivel cultural y el contexto social y familiar) que si se hace uso (recordemos, inconsciente siempre) de ellos para no enfrentarse a traumas importantes o si el abuso de esos mecanismos nos acaba alejando de la realidad y convirtiéndose en una patología.

A continuación os comento cómo se desarrolló sesión con el grupo Jean-Paul Sartre:

Las preguntas que formulan los participantes tras la lectura del texto son:

  • ¿No estaríamos viviendo la mayoría de la sociedad con mecanismos de defensa?
  • ¿Pueden tener que ver estos mecanismos de defensa con tipos de personalidad?
  • ¿No son necesarios para vivir estos mecanismos en la sociedad hiper competitiva en la que estamos?
  • ¿Está la realidad que percibimos condicionada por nuestros sesgos cognitivo-conductuales?
  • ¿Si se llaman mecanismos «de defensa» no será porque son necesarios para poder vivir?
  • ¿Estos mecanismos de defensa lo son ante lo que nos rodea o ante nuestra capacidad de gestionarlo?
  • ¿Desde dónde y por qué nacen los mecanismos, cuál es la causa?

Félix, el coordinador, insiste nada más empezar en la importancia de que estos mecanismos son inconscientes

Algunos participantes comienzan señalando la importancia de la sociedad, del medio en que vivimos, como posible catalizador de estos mecanismos (o de los problemas por los que nos nacen). En una sociedad donde no se admite la muerte, la vejez, el dolor, donde se vende el ser feliz a toda costa y la competitividad está a la orden del día, donde la ansiedad y la frustración campan a sus anchas… Todo esto puede influir.

Otros participantes sin embargo opinan que los mecanismos de defensa han existido siempre, que quizá antes eran otros porque los problemas eran diferentes pero que seguro que en otras épocas y periodos históricos existían, lo que pasa es que no se habían estudiado, nombrado y clasificado.

  • ¿Utilizamos estos mecanismos para amoldarnos y encajar?

No serían mecanismos de defensa lo que utilizaríamos en el caso de esta pregunta, para amoldarnos y encajar en la sociedad lo que podemos usar son estrategias de supervivencia, trucos, porque serían algo consciente.

Buscando acerca de las estrategias de supervivencia y los mecanismos de defensa he encontrado esta publicación de la página de la psicóloga Belén Picado que me parece que de manera muy sencilla explica la diferencia y cómo un mecanismo puede servir en un momento dado y convertirse en un lastre en otros:

Continuamos dialogando y un participante saca el asunto del ego, que considera importante ya que cree que está detrás de estos mecanismos y nos recuerda que es algo ancestral eso de protegernos, simplemente han ido cambiando las cosas por las que nos sentimos atacados.

Pasamos a hablar de cómo actualmente el sistema está constituido de modo que se influye en la conducta, por muchos medios algunos visibles y otros invisibles. Hay muchos psicólogos trabajando en grandes corporaciones que están detrás de las aplicaciones que nos tienen enganchados.

La manipulación la vemos en general como algo negativo pero ¿podría tener algo positivo? Un participante que trabaja en publicidad cree que sí, que el lenguaje es importante y que si en lugar de manipulación lo llamamos influir, apoyar, mejorar, persuadir podríamos verlo de otra manera.

A lo largo de esta sesión varios participantes reconocen que les parecen necesarios los mecanismos de defensa para su supervivencia en esta sociedad. Otros creen que al no resolver el problema no son la solución. 

Tenemos muy presente el tema de las guerras, la actualidad nos duele y algunos comentan que se niegan a ver las noticias por el sufrimiento que les provoca (y porque no pueden hacer nada), otros defienden que debemos estar informados (buscando siempre información fiable) y que claro que hay cosas que podemos hacer, aunque sean pequeñas (donar dinero a las ONG que están al pie de los conflictos por ejemplo). Comentamos cómo la sociedad se ha vuelto muy individualista y la importancia de la conversación, del reunirse, de creer que es posible…

Aunque el tema de la sesión podríamos decir que pertenece al ámbito de la psicología, los temas que van saliendo en el diálogo tiene calado filosófico. Por eso os dejo una bibliografía de algunos libros de filosofía disponibles en la biblioteca que me han resonado al asistir a estas dos sesiones de diciembre. Tratan temas como la realidad, la identidad, la empatía, la ficción, la importancia de la conversación, la soledad, el miedo, etc.

Mientras escribía este resumen me ha venido a la cabeza el personaje de Don Quijote, de algún modo el asunto de los mecanismos de defensa me lo ha recordado. Buscando he encontrado información que dice que Freud fue un admirador de Cervantes, que lo leyó en su juventud y que no es nada descabellada la posible relación entre la famosa obra de nuestro ingenioso hidalgo y el psicoanálisis.

Como curiosidad para quien le apetezca comparto un artículo que relaciona literatura y psicoanálisis:

«El Quijote lee a Kant, Hegel, Freud y Lacan», de Jaime Labastida

¡Hasta el año que viene, os deseamos unas Felices Fiestas!

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