El cuerpo y el alma… (Parte 1)

William Blake

(William Blake)

En las dos sesiones del Taller de Pensamiento Filosófico del mes de febrero hemos comentado distintos textos con cada grupo, sin embargo voy a hacer un resumen común porque en realidad las dos sesiones comparten un tema de fondo y pueden relacionarse.

  • Con el grupo María Zambrano leímos este cuestionario. Entre todos fuimos compartiendo las respuestas, que en la muchos casos coincidían pero en otros no. También vamos argumentando principalmente en el caso de que no nos parezca una buena razón la que se propone en el escrito.

Por ejemplo, en el punto 4 «Comer carne de cerdo está mal porque lo prohíbe el Corán» algunas personas dicen que si eres musulmán esa argumentación estaría bien pero si no lo eres no, otras comentan que en ningún caso sería un buen argumento apelar a creencias religiosas para justificar una conducta.

Con el punto 5 también hay disparidad de opiniones. Algún participante cree que no está bien argumentado que «no sea bueno comer carne» por el hecho de que «ecológicamente sea muy negativo por la energía que se gasta para producirla.» También con el punto 6 hay discrepancia, creen que es una exageración lo que dice la frase.

En el punto 7 coincidimos la mayoría en que no es un argumento válido decir que no hay que hacer algo «porque nadie lo hace». Además de que hay lugares donde sí se come carne de perro. La motivación no es lo mismo que las razones.

Llegamos al punto 9: «No importa comer animales, pero comer seres humanos es totalmente distinto. Los seres humanos somos sagrados y no podemos servir de comida para otros seres humanos.» Todos los participantes coinciden en que están de acuerdo, alguien se refiere a la Declaración Universal de los Derechos Humanos donde se dice que los seres humanos tienen dignidad y no se les puede matar. Sin embargo aquí no se está hablando de matar, sino de comer, no es lo mismo matar para comer que comer algo ya muerto. Como imaginaréis, sale a colación el tema de la película de moda, en «La sociedad de la nieve» (y anteriormente en «Viven») se cuenta la historia real de unos jóvenes jugadores de rugby que, tras sufrir un accidente de avión y permanecer aislados en los Andes más de dos meses hasta su rescate, comieron (algunos de ellos) carne de los cuerpos de sus compañeros fallecidos en el accidente.

Un participante comenta que él daría permiso para que le comieran si fuera necesario después de muerto. Cree que al igual que se hace firmando un consentimiento con la donación de órganos para salvar vidas pues que si el sujeto lo consiente, en un caso extremo, no debería estar mal. Sin embargo no es tanto aquí el tema del consentimiento como de que el cuerpo es sagrado, y los muertos también. Una participante comenta que en el caso de los cuerpos vivos no siempre que hay un consentimiento o acuerdo eso exime, piensa en la prostitución por ejemplo.

¿Si los cuerpos son sagrados, y la vida es sagrada, cómo es que aún existe la pena de muerte?

Félix nos cuenta otro caso real de finales del S. XIX en el que unos marineros también naufragan y tienen que sobrevivir pero en ese caso lo que hicieron fue asesinar a uno de los compañeros para comérselo. Cuando regresaron a tierra hubo un juicio y se les condenó. El asesinato no puede justificarse, ni aun en casos de necesidad extrema. Ese fue el veredicto que cambió para siempre el derecho penal y, también, las costumbres marinas.

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William Blake

Félix, el coordinador, nos plantea responder cada uno por escrito a la pregunta:

«¿Qué relación hay entre tu cuerpo y tú?».

Después entre todos vamos haciendo el primer ejercicio del cuestionario. ¿Qué significa en cada una de las expresiones la palabra subrayada? 

  1. «Tuvo una lesión en el cerebro». Cerebro: un órgano del cuerpo que está situado en la cabeza. Es algo físico.
  2. «Sandra tiene una mente prodigiosa». Mente: Capacidad o posibilidad de pensar. No tiene representación material.
  3. «Me impresionó tanto esa mujer, que no me la puedo quitar de la mente». Mente: La expresión «no me la puedo quitar de la mente» también se dice «No me la puedo quitar de la cabeza». En ambos casos se referiría al «pensamiento».
  4. «El ajedrez es un juego muy apropiado para ejercitar la mente«. ¿Cómo se puede ejercitar la mente? Memoria. Planificación. Razonamiento. Resolución de problemas… ¿El ajedrez ejercita la mente o el cerebro? Un participante se hace esta pregunta y nos dice que para él son dos cosas distintas. El cerebro sería el sustrato físico, el órgano material. La mente sería la actividad del cerebro, el pensamiento.
  5. «Lo que me dijo me llegó al alma». Una participante define alma como la parte sentimental de la mente.
  6. Te quiero con toda mi alma». Aquí también se suele decir «te quiero con todo mi corazón«. ¿Sería lo mismo?
  7. «Su partida le destrozó el alma». Sería similar a la anterior.
  8. «Hay que cultivar también el espíritu». ¿Es lo mismo alma que espíritu? Una participante dice que sí, y que ninguna de las dos cosas existe realmente. Otra opina que no, que el alma se puede «perder, o incluso vender como dice la expresión», y que el espíritu es algo que se puede desarrollar. Varios participantes ven en el alma una connotación más religiosa. Otro comenta que todas las personas tienen alma, igual que tienen cuerpo, y que el espíritu sería algo más ligado a los valores, los ideales, la forma de plantearse la vida, es algo que se ejercita, algo que está en constante cambio. En general los participantes asocian lo espiritual con valores, trascendencia, algo cultural.

Pasamos a la segunda parte del cuestionario, titulada «Plan de discusión en grupo».

-«¿Si tienes un cerebro perfecto, ello implica que tienes una mente perfecta?». Los participantes responden que no, un cerebro perfecto no tiene por qué reflejarse en una mente perfecta. Entendemos por «perfecto» un estado de buena salud y condiciones normales del cerebro, fisiológicamente hablando. Aunque esto facilitará un buen desarrollo de la mente no tiene por qué ir ligado. Además el cerebro se modifica constantemente, es un órgano plástico.

-«¿Si estás alegre, eso significa que tu cuerpo está alegre?». Un participante expresa que «alegre» no es un calificativo que pueda referirse al cuerpo. Sin embargo la mayoría defiende que sí, que no solo una alegría de ánimo (que asociamos como algo más mental) pueda influir en el cuerpo sino que el cuerpo también puede generar alegría a la mente. Al practicar deporte, por ejemplo, se producen endorfinas que nos hacen sentir bien. Recordamos también expresiones como «darse/le una alegría al cuerpo» o «mirada triste-alegre» que reflejan que las emociones también están en el cuerpo, el cuerpo puede expresar cómo nos sentimos.

-«¿Podríamos decir que cuando paseas, son tus pies los que pasean? Varios participantes contestan que no, que quien pasea «soy yo», no solo mis pies.

-¿»Podríamos decir que cuando lloras, son tus ojos los que lloran?». Opinan igual que en la pregunta anterior. Los ojos sueltan lágrimas, pero quien llora «soy yo».  Comentan que además se puede llorar sólo como algo físico (por una cebolla) o también llorar por algo emocional pero sin lágrimas (llanto seco).

-«¿Qué debería decirse: yo tengo un cuerpo o yo soy un cuerpo?» ¿El cuerpo es algo que tenemos o es algo que somos? Ante esta cuestión hay diversas respuestas. La mayoría de los participantes dice «yo soy un cuerpo» pero también alguna participante responde que «tiene un cuerpo», considera que tiene órganos, como los ojos, pero no que «es sus ojos» etc

Tenemos a continuación un pequeño debate sobre si uno puede hacer lo que quiera con su cuerpo porque «le pertenece». Hay muchas cosas que sí, y muchas que no, al menos a nivel legal. No se puede vender sangre y órganos, no están permitidos los vientres de alquiler, hablamos también de la prostitución etc Ni siquiera puede uno quitarse la vida, no es legal.

Terminamos la sesión con el tercer apartado del cuestionario.

Abordamos la pregunta «¿Qué sientes cuando te miras al espejo? ¿Te gusta como eres? ¿Te quieres tal como eres?» Algunas respuestas:

-La percepción que tenemos del cuerpo puede cambiar según el estado de ánimo.

-La tarea es aceptar el cuerpo y llega una etapa (generalmente adulta) en la que esto ocurre.

-Ya no hay espejos en la juventud sino pantallas. La gente joven está acostumbrada a ver su propia imagen y la de los otros a través de la pantalla del móvil, esto puede generar una distorsión ya que muchos utilizan filtros para cambiar su propia imagen y ocurre el problema de que luego se ven sin esos filtros y no se reconocen.

-La necesidad de mirarme tiene que ver con quién soy. Hay una identidad que te la da la imagen del espejo.

Me gustaría ampliar más este tema del cuerpo, el alma, la mente, que es inmenso, y hablaros un poco de cómo se ha tratado en la filosofía, además de añadir algo de bibliografía. Pero eso será en una segunda parte que haré en cuanto pueda, ya ha salido muy extensa esta publicación y tenemos nuevas sesiones y resúmenes por delante.

De momento, por si os apetece leer algo más, os dejo unos artículos:

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