Nos interesa en esta sesión analizar el vínculo entre la diosa griega Atenea y la propia Filosofía.
A partir de la obra Palas Atenea de Gustav Klimt aludimos a la genealogía de esta diosa olímpica, sus rasgos y cualidades, los objetos y animales a ella asociados . Destacamos algunas similitudes que presenta este cuadro con la imponente escultura de Fidias.
En la mitología griega Atenea no sólo es la diosa de la sabiduría, de las ciencias y la civilización sino también de la guerra, de la estrategia.
Nos preguntamos: ¿podemos entender la Filosofía como guerra, como una lucha o contienda? En este sentido…
¿Cuáles son sus armas? En el grupo se propone que la pregunta, el razonamiento, el esfuerzo racional y la reflexión, los conceptos, la escucha y la comprensión, el pensamiento crítico…
¿Y sus enemigos? Se menciona la ignorancia, el dogmatismo, el inmovilismo, los prejuicios, la manipulación, que nos esclavizan…
¿Cuenta con aliados? El grupo entiende que los textos filosóficos de la tradición y en general el pensamiento de otros nos ayuda a pensar mejor. Se trata de pensar por uno mismo, pero nos apoyamos en el pensamiento de los demás, sea como influencia inspiradora o para refutarlo y argumentar en su contra. También la curiosidad, el afán por saber, la apertura mental, así como una constante vigilancia y una atenta observación de la realidad.
¿Cuál es su objeto de atención? La filosofía aparece como un ejercicio de reflexión que puede versar sobre:
- El mundo y lo que sabemos del mundo (como reflexión sobre los distintos saberes disponibles, su fundamento, sus límites, sus condiciones de verdad, etc.).
- Nuestra propia vida, a nivel individual y social. En este sentido ninguna experiencia, anhelo o inquietud de lo humano es ajena a la Filosofía.
- Nuestro pensamiento, la Filosofía como metacognición, como ejercicio de reflexión sobre el propio pensamiento.Lo que queremos, con especial relevancia de la ineludible pregunta ética ¿cómo queremos vivir?, en tanto que búsqueda de la coherencia entre pensamiento y acción.
¿Qué persigue, cuál es su finalidad? En el grupo se destaca que la Filosofía persigue la sabiduría. Para Platón los filósofos son los que están a medio camino entre los sabios (sólo un dios puede recibir tal calificativo) y los ignorantes (aquellos que creen saber pero en realidad no saben). El filósofo es tan sólo un amante de la sabiduría, busca acercarse a ella incansablemente, sin poseerla nunca plenamente.
La Filosofía es un esfuerzo racional.
¿Podemos razonar sin filosofar? Así lo hacen las ciencias…
¿Podemos vivir sin filosofar? La ignorancia es también una forma de vida…
Establecemos la distinción kantiana entre filosofía mundana y filosofía académica. Más allá de los profesionales y eruditos de esta disciplina, el ser humano es un ser filosofante: nadie puede pensar ni vivir reflexivamente por nosotros. Hemos de filosofar porque hemos de decidir cómo vivir, porque hemos de inventar nuestra vida, aprender a vivir… filosofamos porque no somos sabios… la existencia humana tiene ineludiblemente una dimensión filosófica, aunque luego decidamos no filosofar ni reflexionar.
Los griegos entienden la sabiduría desde una finalidad práctica: se trata de pensar mejor para vivir mejor. La sabiduría es un saber vivir vinculado a la vida buena, a una vida más feliz en tanto que más humana, más lúcida, más serena, más razonable, más libre; una vida sin mentiras. Epicuro, Descartes, Spinoza, Montaigne, se inscriben en esta tradición occidental de la Filosofía como ejercicio racional que nos invita a vivir de acuerdo a la razón y definen la sabiduría como un juzgar correctamente para vivir correctamente. Y esa misma tradición reconoce en la sabiduría la auténtica felicidad, pues la serenidad, la gozosa y lúcida paz interior no son posibles sin el riguroso uso de la razón.
La sabiduría es lucidez y se relaciona con la verdad: es un ver las cosas tal como son, un saber lo que se quiere, sin engaños ni mentiras. Lo contrario a la sabiduría sería la estupidez.
Analizamos entonces varios fragmentos de textos: el primero de Deleuze, ¿Para qué sirve la Filosofía? En el que declara que la Filosofía no sirve a ningún poder establecido y que su actividad consiste en desenmascarar la estupidez, denunciarla y frenar su arrogante avance. Aquí la lucidez que aniquila todo engaño mistificador sirve para entristecer. En el segundo fragmento, de Epicuro, la Filosofía se entiende como aquella actividad que, mediante discursos y razonamientos, nos procura la vida feliz. Para este autor hemos de reír cuando filosofamos, el gozo y la serenidad que reporta la sabiduría están del lado del placer.
Nos preguntamos ¿la Filosofía sirve para ser feliz o para entristecernos?
Para concluir aludimos a que esta metáfora de la Filosofía como guerra es constitutiva del pensamiento filosófico occidental, que entiende la polaridad desde la confrontación, como lucha incesante de opuestos (sabiduría-estupidez, luz-oscuridad, bien-mal, etc.) en la que sólo uno de los bandos ha de ser el vencedor, sea definitiva o temporalmente -si es que el movimiento dialéctico heraclíteo de vencedores y vencidos se alterna dándose así una forma de mutua reparación y justicia que garantice la armonía del todo. En otras tradiciones no occidentales la Filosofía no puede entenderse como guerra en la que los vencedores someten al vencido en cada caso, sino como integración, complementariedad, interconexión y convivencia de los opuestos.
Para complementar lo que se ha reflexionado en la sesión podéis consultar la bibliografía.
Azucena Crespo Díaz