Las cuestiones más profundas e ignotas a las que se puede enfrentar el hombre se encuentran, amén de las que le afectan de manera personal, en el ámbito más cercano y cotidiano por el que discurre su existencia. Es decir, la pregunta por la realidad, por lo que rodea a los sujetos, es una de las más recurrentes en la filosofía y se ha convertido en campo de batalla para distintas explicaciones intelectivas que, como suele ser habitual, no conducen a conclusiones de carácter terminante.
La historia de la filosofía, de hecho, nace en confrontación con lo cercano y será la etapa cosmológica la primera que hará fortuna en el pensamiento griego. Resulta curioso que esta reflexión sea previa al cuestionamiento por el ser humano, a la etapa antropológica, y parece dejar claro que aquello que afecta al hombre resulta, por lo menos en ese estadio de la historia del pensamiento, más importante que el propio sujeto. De alguna manera, esto tiene el sentido de la preocupación que puede reportar el entorno para el desarrollo de la propia vida pues, de manera clara, el desconocimiento del ambiente no hace más que complicar las condiciones de existencia.
Pero, de vuelta a la incógnita fundamental, es el contraste con la explicación mítica de la realidad el que permite el nacimiento de las primeras escuelas de filosofía dedicadas al desentrañamiento de lo real, de lo cotidiano, de lo que envuelve al hombre sin llegar a tener una explicación sólida. En otras palabras, la mitología griega choca, en la zona eleática y jónica, con otros relatos poéticos que también ofrecían respuesta a las interrogaciones fundamentales acerca de lo real. Y, a partir de este punto de partida, se establece otro vehículo para la explicación de lo circundante que vendrá marcado, más que por la emotividad o la creatividad, por la racionalidad. La razón, por primera vez en la historia de la humanidad, se sistematiza para indagar en la naturaleza que instala al hombre en la precariedad y la necesidad constantes que, en base al conocimiento, pueden ser controladas. De esta forma, lo que se busca es la comprensión de lo circundante para, en último término, sacar un rédito pragmático que permita a los sujetos establecer cierta ventaja a partir de este conocimiento. En este sentido es paradigmático el relato, probablemente apócrifo, sobre Tales de Mileto y el ejemplo que le permite poner en claro a sus conciudadanos el servicio que puede ofrecer el conocimiento de lo real para los fines particulares. Según cuenta la leyenda, las vastas erudiciones de Tales, considerado como uno de los siete sabios de Grecia, incluían la meteorología y, de esta manera, fue capaz de predecir de antemano una excelente cosecha de oliva que iba a acontecer durante la temporada. Así, se embarcó en el arrendamiento de las prensas utilizadas para la creación de aceite pero, como lo hizo de manera intempestiva y prematura, todos le tomaron por insensato. Sin embargo, más allá de ese juicio, al llegar el momento de la recogida de la oliva, Tales era el que poseía el monopolio de la manufactura del aceite y, consecuentemente, fue capaz de aumentar su patrimonio gracias al uso de la filosofía.
Dejando atrás lo anecdótico, se puede garantizar que la paulatina indagación de lo real ha atravesado distintas fases que han conducido desde el idealismo, que consideraba la materialidad como soportada sobre un fundamento esencial al que se accedía por medio de la razón, hasta la opción contraria que conducía hasta el empirismo radical que asumía que no había más fundamento que el que mostraban los sentidos. Ambas posturas, aunque enfrentadas históricamente debido a las escuelas antagónicas que nutrían ambos grupos, están atravesadas por intereses paralelos que llevan a la conclusión de que el análisis de lo real, aún tratándose de un elemento frecuente e inmediato, sigue siendo terreno abonado para el análisis filosófico que procura acercarse a la radicalidad de los elementos estudiados pues, de manera inequívoca, está claro que el ser humano necesita una estructuración de su medio para que este cobre sentido y pueda ser instrumentalizado o, al menos, asumido como algo comprensible. Puesto que se trata de una cuestión abierta y que cada vez ofrece mayores interrogantes, queda de relieve que se trata de una temática de plena actualidad que merece la pena ser abordada desde la cavilación individual.
Estiamos integrantes del taller.
Lo primero agradecer vuestra presencia en el blog, creo que esta herramienta pueda resultar muy adecuada para continuar la discusión y para ofrecer una salida a las reflexiones que todos estamos elaborando. Deciros que, por lo que a mí respecta, estoy muy satisfecho con la marcha de las sesiones, con la implicación y con el rumbo que vamos tomando pues, como no podía ser de otra forma, esto lo vamos construyendo entre todos día a día.
Me quedo con las sugerencias que habéis realizado e intentaré, pues veo que es lo más motivante, conducir las sesiones hacia la discusión. En este sentido debo decir que, tal y como decía Platón siguiendo a Sócrates, esta es la manera viva de filosofar y de resolver las aporías que se presentan.
De esta manera, la siguiente introducción será un poco más breve y creo que resultará conveniente que el diálogo nos vaya conduciendo de manera natural a las conclusiones (o callejones sin salida) que nos encontremos.
En definitiva, gracias por la implicación y las sugerencias pues suponen la base para la edificación de este taller de pensamiento filosófico.
Un saludo.
Nacho Valdés
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Yo también prefiero tener menos texto para leer, abordar y analizar. Dado que disponemos de hora y media al mes, en mi opinión, con la introducción y explicación que nos da Nacho al principio para aclarar conceptos e iniciar el debate (es de agradecer la capacidad que tiene para dar participación a todo el mundo) me gustaría luego disponer de al menos la mitad del tiempo (tres cuartos de hora) profundizando en las opiniones de los que quieran participar en esa sesión.
Respecto al comentario de Manuel sobre los antiguos habitantes de América cuando llegaron las carabelas de Colón (la incapacidad de los mismos para ver los barcos) está basado en una película-documental titulada «¿Y tú qué sabes?» y en los últimos estudios del cerebro dónde se explican las situaciones que se dan en la vida real sobre la incapacidad de «ver» (ver es una función del cerebro que analiza una centésima parte de las imágenes – estímulos eléctricos- que le llegan desde los ojos, mezclándolo con otros estímulos como sonido, olor, etc.) cosas que tenemos delante por el simple hecho de que eliminamos lo que no creemos importante.
«Aquello sobre lo que pones la atención se manifiesta», el resto no parece existir . También os recomiendo el libro de Xavier Guix : «Si no lo creo no lo veo»
Para terminar dos ideas más en forma de frases relacionadas con lo comentado en la última sesión:
-Todo pensamiento está ligado al contexto
-«las cosas tal vez son como son, pero acaban pasando siempre por el filtro de nuestras creencias, con lo cual las cosas son como <> que son»
JOSE
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Gracias a todos por vuestros comentarios y por animaros a participar en el blog, tendremos en cuenta las sugerencias que estáis haciendo.
Por cierto Jose, las sesiones son de dos horas. El documental del que hablas lo tenemos en la biblioteca, por si alguien estuviera interesado en verlo. ¡Gracias por tus recomendaciones!
Cova
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Hola:
A mí me gusta que haya una base teórica de información de los temas que tratamos, pero cierto, se me queda corto, el tiempo de la discusión.
Me parece muy importante la utilización del lenguaje y en función de esto, manejamos tiempos tan dispares que a lo mejor se produce una pérdida en las referencias. Quizás yo me hubiera quedado con el texto de Sartre para trabajar sobre el. Es un filósofo de nuestro tiempo y la actualidad está fuertemente influida de su pensamiento. El primer párrafo del texto ¿no era un juego lingüístico?.
Pero en cambio a nivel de realidad y actualidad política no podemos alejarnos del mito de la caverna de Platón, pues pienso que es continuamente utilizada a través de los grupos en el poder y sus medios de comunicación, pareciera que cuando estudiaron en el instituto, no pasaron de esta lección.
Un saludo.
Teresa
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Hola:
En primer lugar quiero agradecer toda la información que nos estáis facilitando, personalmente estoy totalmente desinformado en esta materia y la valoro en gran medida. Ahora bien, no se si motivado por la duración de los talleres, que han comenzado algo tarde o por otro motivo, veo que se facilita mucha información para cada sesión, lo que obliga a dedicar bastante tiempo a la exposición y explicación del tema mensual y queda poco tiempo para el diálogo o debate.
Con respecto al tema de la última sesión, veo que las palabras real y realismo se utilizan de una forma un tanto engañosa, acepto el juego y entiendo que tratan de mostrar una evolución por la que la definición y clasificación de las mismas tiene mucha importancia. Me han parecido interesantes los comentarios y opiniones que se han realizado, ahora bien, no comparto lo que se dijo poniendo como ejemplo la conquista o descubrimiento de America, concretamente que los nativos cuando llegaron las Naos, no las veían, si es en un sentido metafórico, pase, pero me pareció que quién hizo el comentario se refería a que realmente no las veían. De acuerdo que desconocían lo que eran, no tenían palabras para definirlas, pero si las veían, tanto las naves como a los conquistadores con sus armaduras, el desconocimiento les produjo sorpresa, miedo, les paralizaba, lo que queramos, pero insisto, no hay una razón física que les impidiera ver y seguro que después crearon las palabras necesarias para definir la realidad que percibían.
Para terminar os dejo una breve texto que está relacionado con la pintura, la realidad, lo que vemos, lo que no vemos y porque no, con la nada, Es una conocida anécdota para explicar el Zen al mundo occidental.
— ¿Qué representa el cuadro?
Le pregunta un amigo.
— Una vaca comiendo hierba.
— Pues no veo la hierba.
Y el pintor lo aclararía.
— No hay hierba porque se la comió la vaca.
Aún así, el amigo insistiría.
— Pues tampoco veo la vaca.
Y el pintor, paciente y entre sonrisas, le explica su lienzo:
— ¿Cómo va a estar la vaca, si ya no hay hierba?
Saludos filosóficos para todas y todos.
Manuel.
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Hola, compañeros:
La cuestión que plantea Manuel sobre el poco espacio que dejan para el debate las explicaciones de los textos me parece irresoluble, ya que sin esas explicaciones sería muy difícil comprender los textos. Por lo menos, eso me ocurre a mí que no me veo capaz de profundizar al nivel que exige el contenido de los textos. Se me ocurre que quizás una forma de resolverlo sería manejar menos textos y profundizar en uno o dos en cada sesión, para llevarlos ya más «trillados». No sé…. ahí queda la sugerencia, pero tampoco lo tengo claro. De todos modos, para mí, la última sesión fue muy satisfactoria. Creo que hubo una buena participación, casi todos emitimos opiniones incluso con cierta vehemencia, lo cual parece positivo y habla de compromiso con el taller .
Creo que no todos teníamos claro a qué nos referíamos cuando hablábamos de la realidad. Se aludió a la existencia de varias realidades y, en mi opinión, al abordar la realidad y reflexionar sobre ella, el pensador se remite a la misma como concepto global y no a una realidad específica y concreta ¿Me he liado? No sería la primera vez.
Un saludo a todos y ya tengo ganas de veros nuevamente.
Mara
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